Área Pequeña

Juanta General Ordinaria de Accionistas del Albacete Balompié S.A.D.El esperpento revestido del ropaje de lo institucional. El que no sabe, el que quiere y no puede, el que puede y no quiere, los que ni pueden ni quieren. Todos a una, entre todos lo pactaron, él sólo se enrevesó. Las cabezas pensantes son sólo presuntas. Los que juegan a escucharse, los que se pavonean y los que quizá un día soñaron con subir a otras tribunas. Para todos vaya desde aquí el mas denigrante de los suspensos, el cero ancestral con que alguna vez hemos vuelto a casa con el mundo amenazando con caer encima y la cara como un tomate. Tal vez cogemos erróneamente el ejemplo del guirigay parlamentario; con luz y taquígrafos asistimos a la parodia más dolorosa, a la vez que cada intervención micrófono en ristre se convierte en una puñalada trapera más al moribundo Albacete Balompié, en otro tiempo club de fútbol, en estos días sociedad ¿anónima? ¿deportiva?.

Que el Albacete Balompié es de todos resulta hoy más que nunca la madre de todas las patrañas. Alguien se ha atrevido esta mañana a recordarlo, preguntándose a qué marear la perdiz con dimes y diretes, con idas a Toledo y vueltas de la Caja y del Ayuntamiento. Que no es intrínsecamente malo inyectar capital a una sociedad que está en causa de disolución continua. Pero entonces no valdrá con el micrófono, no pesará la elocuencia, no habrá demagogia que valga. El dueño dirá misa, aquí paz y después gloria. Como el de los helicópteros; sin ir más lejos. Claro que se le podrán poner condiciones, que respete el sitio donde lo acogen, que honre el escudo, que los talentos que recibe los devuelva, si puede con creces, a la tierra de la que salen. Como se jugará su dinero y su prestigio, tratará (digo yo) de ofrecer el mejor espectáculo posible a fin de que los parroquianos y clientes en general no sientan pereza ni hastío los domingos, o en su caso los sábados. Ya no cuela el cuento del sacrificio, la milonga del trabajo gratuito; hoy se ha visto desde el principio: el pacto y la componenda prevalecen sobre el respeto y la responsabilidad ante los supuestos dueños del club, con una acción o con cien.

Todo empezó sobre las diez y media, cuando, en un primer receso, se pactó la salida del [.....]

[.....] Consejo y la convocatoria de elecciones. Contreras acordó con Bandera Blanca una junta más o menos pacífica; Candel anunció que votaría a favor de las cuentas, con el único fin de ganar tiempo (de facto, con el fin de que el consejo actual no se viera amenazado por eventuales reclamaciones de responsabilidad) para que haya pronto un nuevo Consejo. Bandera Blanca votó en contra, pero los que ya íbamos sobre aviso de aritmética accionarial sabíamos que con Candel a favor, el tema estaba solventado, y Contreras salvaba su primer match-ball hacia una salida honrosa. Nada nuevo, de momento ningún hachazo importante. Pedro Lomo apuntó algunas cuestiones de interés en el aspecto contable, en el sentido de lo expresado por la auditoría, que dejaron claro que este Consejo ha dejado unas cuentas a medida que sólo de cara a la galería reflejan fielmente el estado de salud de la entidad en lo económico.

Una vez salvado el obstáculo de las cuentas pasamos al presupuesto, no sin antes asistir al enésimo sainete contreril, el de las papeletas. Resulta que la mesa anunció erróneamente que había que votar con dos papeletas, resultando ser que sólo estábamos en la primera votación. Total, que algunos accionistas metieron las papeletas 1 y 2, y sólo una era válida. En términos de estricta ortodoxia, los fundamentos para una anulación del voto eran más que visibles, y entonces se escucharon soluciones al problema que sonrojarían a los que entienden que la urna es la urna, en una Junta General, en la de la comunidad de vecinos, en las elecciones municipales y en las generales. Contreras propuso, previo al recuento ante interventores, abrir las urnas y como en la canción de Karina, rebuscar en el baúl de los recuerdos hasta que aparecieran las papeletas con el número 2. Pero entonces Carlos Parra acuñó una nueva modalidad para casos similares, de la que creo que tomó nota Ubaldo para pergeñar alguno de sus sesudos estudios de Derecho Mercantil: que levanten la mano los que han introducido dos papeletas. Por las bancadas de la prensa se invocaba el espíritu bolivariano, la democracia sui generis de don Hugo Chávez, y más de uno reía por no llorar. Terminó Contreras recordando que “en la segunda votación habrá que votar con la papeleta de la tercera votación”. Risas y mutis por el foro.

La chispa saltó en el segundo asalto. El Albacete ha firmado un convenio por el que se venden los derechos de quince jugadores de la cantera a cambio de una contraprestación de 1.8 millones de euros acompañada de una opción preferente de adquisición de descartes del Villarreal FC por el valor de su contrato federativo. Mandamos a los jóvenes valores a ver si otros les dan cancha, mientras que nosotros tenemos el “chollo” de tener que ir a Villarreal a llevarnos lo que les sobre porque no tenemos liquidez para comprar otra cosa. In illo tempore, nosotros hicimos ese tipo de convenios, con el Manchego, con el Hellín, etc. Me pregunto si los descartes tan apetecibles que nos ofrece Roig son de parecida categoría a los que se prometieron con ocasión de los traspasos de Jesús, Javi Guerrero y Pablo Ibáñez (o sea, Gaspar, Santi y Zahínos). También me gustaría saber si el “convenio” incluye que el Villarreal (al que se ha llegado a calificar como “equipo grande” esta mañana) nos honrará con un partido amistoso durante la celebración de nuestras fiestas patronales, como hacemos nosotros en nuestra provincia. En definitiva, que ( a salvo de otras especulaciones, llámese tantoporciento o punto oscuro) el Villarreal se ha hecho por poco dinero con un equipo B en Segunda, aparte de nutrirse de una cantera que se sostiene también a base de aportaciones públicas. Claro que, preguntado por el período de vigencia del convenio, Contreras afirmó que no tenía período de vigencia. Vivir para ver.

Con el convenio sin período de vigencia se armó el belén. Ahí apareció García Navarro, afirmando que votaría en contra del presupuesto, al igual que López Ruiz. Estaba ya claro que el presupuesto iba a ser el primer revés importante de Contreras. Sin ninguna repercusión, puesto que el gasto está ya hecho y la figura del presupuesto aprobado o rechazado a posteriori no es más que testimonial. Se le dijo de todo menos guapo, pero el comerciante feliz seguía en su asiento capeando el temporal.

Ruegos y preguntas es el último punto de cualquier junta. Suele ser el más caliente, ya que constituye el cajón de sastre en que cabe todo. Parecía que no se iba a salir de madre el tema, con el pacto Contreras-Bandera blanca para abrir un periodo electoral que seguramente beneficiaría a la plataforma, en el sentido de que ésta podría presentar un proyecto y buscar acciones entre los pequeños, lo cual, por cierto, aterra a los “grandes”, por razones tal vez inconfesables o quizá demasiado obvias. Desde la grada alta me di cuenta entonces de que Candel no ocupaba su sitio. Pensé que ya estaba todo claro y que nos íbamos para casa. Carmelo Ayllón se expresó con rotunda oratoria, y cuando Rafael ocupó de nuevo su sitio y pidió la palabra, se vio venir algo grande. Cambió la táctica y pidió la revocación del Consejo si se apoyaba por el 25% del capital social. Así ponía a Bandera blanca en el brete de tener que “enseñar la patita” y apoyar la petición, porque quedaría desacreditada y muerta en otro caso. En ese momento, la plataforma recibía un estoconazo de consideración, puesto que la revocación del Consejo supondría probablemente la subida al estrado directivo del llamado “grupo de empresarios”, y el certificado de defunción de los de Galiacho, la pasta es la pasta; y Candel dejó caer que su grupo viene con dinero por delante.

La cosa adquiría tintes de altura. La jugada maquiavélica del expresidente parecía ser un jaque al consejo de difícil defensa. En ese momento salió el tapado; el contraataque contundente de Carlos Parra provocó una nueva convulsión: el portavoz había anunciado su marcha anteriormente, parecía que no le iba ni le venía nada, estaba dejando correr el tiempo. Y en ese momento hace una pirueta y anuncia que si se produce tal votación él impugna la junta. ¿A santo de qué? Todo el mundo a cuadros; Carlos Parra era “mister X”. Vuelta a las andadas, situación de bloqueo.

Esta era ahora la partida de los grandes; si Candel había tratado de dar “el golpe” desde dentro, sin elecciones, su íntimo enemigo, su alter ego presidencial, García Palazón no iba a ser menos; y lo hizo suavemente, sin alharacas, inquirió a Contreras si deseaba marcharse, éste le contestó que sí, que ya había dicho que convocaba elecciones. Contreras entrando al trapo, una vez más; dicho esto, calmado, como si nada, Palazón inquirió otra posibilidad, la cooptación (es decir, retirada voluntaria de consejeros y reemplazo inmediato de los mismos); no hay ninguna cortapisa jurídica, si el Consejo quiere marcharse, que lo haga, y habiendo quien quiere coger el testigo, que se haga ya. El golpe de efecto era que si había cooptación sería a favor de Bandera Blanca. Candel KO. El Consejo en la tesitura de honrar a su palabra por la vía rápida. Ubaldo conminado a exponer su opinión radiada durante la semana: que era posible el relevo inmediato, con el apoyo de uno de los accionistas más importantes. Y cualquier posibilidad bloqueada por la amenaza del dimisionario Parra. El sainete estaba llegando al clímax. Molinero puso los pies en la tierra: Parra impugna, el Consejo ha pactado las elecciones (y quién sabe qué más), son las dos y cuarto, nos vamos a comer. Nos levantamos y nos fuimos, un conato de revuelo pidiendo la dimisión. Entre gritos, Contreras anuncia que levanta la sesión “formalmente”. Levantado estaba todo el mundo, y no en armas porque tampoco es eso; y formalidad, la justa. Hasta dentro de un mes.