Debe estar en los genes

Ser del Alba va en el ADNAsi es, debe ser algo del ADN porque soy albacetista desde que recuerdo y soy consciente de que mis abuelos ya portaban este rasgo diferenciador.

Mi albacetismo se explica más facilmente que el de otros por razones medioambientales o culturales ya que he nacido y vivido, casi desde siempre, en esta grandiosa ciudad tan desconocida para la mayoría. Y, la patria de uno, como decía el otro, es su infancia. Es cosa cantada: la gente cambia de trabajo, de mujer, de país, pero del equipo de tu niñez ni de coña (de no mediar una conversión paulina o un psicoanálisis carísimo).

Así que el amor a unos colores (blancos) e incluso al propio fútbol como juego febril que soporta toda la enseñanza y la belleza de la propia vida, se gesta de niño, cuando se fijan los traumas y pasiones que nos acompañan para siempre.

 Ver un partido en el Belmonte me devuelve a la fe de Conejo, al placer ralentizado de ver "tocarla" a Julián Rubio, a recojer "el Penalty" en la calle ancha, al olor a pipas o a puros y a las historias que le oía contar a mi abuelo: del campo de los mártires, de los tiempos homéricos de los ciento once goles,  etc... Tiempos imaginados, tan fascinantes e indestructibles como los relatos bíblicos, como los propios Reyes Magos.

Ser del Alba es un regalo, sí, una epifanía, aunque a veces te traigan carbón: algo habrás hecho mal. Ser albacetista significa ser miembro de una comunidad privilegiada y en ocasiones, demasiado resultadista. Significa adorar a Zalazar sobre todas las cosas; ser capaz de visualizar aquel histórico gol del primer ascenso ante el Salamanca sin encender la tele; añorar las cabalgadas desaforadas de Menendez o Geli por banda; descubrirse ante la resistencia de Catali a la derrota. Ser del Alba es un lujo, pero también una responsabilidad.

Así que el albacetismo es un sentimiento y un deseo. A veces también es una lata. Hay domingos desangelados en los que uno se plantea qué hace ahí, viendo aquello, sin arte ni nervio ni ná. Pero siempre regresas al campo. Por la promesa de volver al recreo y disfrutar y sufrir como hacía años, como tantas veces, como siempre.... AUPA ALBA!!!