Se formó en las canteras del RCD Espanyol y Villarreal, antes de llegar al mítico C.F. Damm, un clásico del fútbol juvenil barcelonés desde el que fichó por el Mallorca en el verano de 2018.

Con el filial bermellón, conjunto que peleó por el ascenso a Segunda B ese año, el joven jugador catalán vivió la peor de las experiencias para un futbolista, pues se lesionó de gravedad en el ligamento cruzado de su rodilla, algo que lo llevó a estar ocho meses en el dique seco y a que los mallorquinistas le dejaran libre al final de esa temporada 2018-2019.

Con la carta de libertad bajo sus brazos, Llinares apostó por el Algeciras, club al que se incorporó, en el último día del mercado invernal de la campaña 2019-2020. En el poco tiempo que pudo participar en el equipo esa temporada (tres encuentros antes de que se decretara la suspensión de la competición por la pandemia), el futbolista gustó y se ganó la renovación para la temporada siguiente tras convencer al siempre exigente Salva Ballesta.

Con los andaluces ha firmado una más que sobresaliente 2020-2021, jugándolo prácticamente todo (24 encuentros de 26 entre liga regular y play-offs de ascenso), siendo a pesar de su juventud el cuarto jugador de campo con más minutos de los algecireños.

Llinares llega a Albacete con un gran futuro por delante y, ocupando una de las plazas SUB-23 a las que obliga la RFEF en la categoría.