QUESOMECANICO.COM/ADG.- Un sólido Albacete tutea al líder en su campo y obtiene un empate de mérito

El Albacete justificó sus saludables guarismos como visitante con un empate sin goles en Mendizorroza, feudo de un Alavés líder que solo había cedido hasta ahora un punto en casa. Pero más allá de las matemáticas, no se asomó el truco que anunciaba el técnico manchego en los prolegómenos. En un partido somnoliento, ni unos ni otros encontraron el camino para batir la portería contraria. Para colmo, los goles de Higinio, en el primer acto, y de Guridi, en el segundo, los terminó invalidando el VAR por fuera de juego.

A pesar de acogerse en día festivo, el encuentro amaneció sin ningún ápice de jauja. Sobre el césped de Mendizorroza no había futbolistas de carne y hueso, sino piezas de ajedrez. Cada acción del juego parecía extremadamente calculada, demasiado previsible y con los esquemas de ambos técnicos sepultando el talento y la espontaneidad.

El conservadurismo del Albacete podría encontrar explicación en la entidad del rival: un Alavés líder y con el orgullo herido por su primer tropiezo del curso en El Plantío (3-0). Pero el conjunto manchego, tal y como atestiguan las estadísticas, es el mejor visitante del campeonato -con el permiso del Cartagena. Por lo que, más que temor, el equipo dirigido por Rubén Albés parecía lastrado por la falta de inspiración.

Sin el sancionado Maikel Mesa, y con hasta cinco cambios en el once titular, el equipo albaceteño estuvo huérfano de la chispa de otras citas. Desde atrás, Boyomo y Cristian Glauder tardaban un mundo en hacer llegar el balón a posiciones más adelantadas. Y el engranaje chirriaba por la falta de una pieza que enlazara con el ataque, pues Riki y Olaetxea parecían echar en falta otro socio en la medular.

El único reflejo de la identidad del Albacete en el tramo inicial de curso cristalizó cumplido el primer cuarto de hora. Duba recibió un pase entre líneas delicioso de Javi Martínez que puso en tensión a un Mendizorroza entregado a los bostezos. Tras zafarse de Sivera y tener la sangre fría de levantar luego el mentón, encontró a Higinio, encargado de remachar el servicio a gol. Solo fue un espejismo, pues la tecnología del VAR invalidó la jugada por fuera de juego.

El encuentro, al que el gol posiblemente habría rescatado del coma, prosiguió sin sobresaltos tras la intentona del Alba. Y el Alavés, que vio como un apenado Sedlar debía retirarse por lesión antes de tiempo, solo se quitó el corsé en una jugada a balón parado.
Fue pasada la media hora, cuando el veterano Salva Sevilla se adueñó de una falta lateral que peinó en el primer palo Toni Moya. Lo que vino después fue una reacción felina de Altube, que oficiaba así su debut entre los palos con la escuadra albaceteña.

La rigidez del primer acto encontró matices tras el descanso. Ambos técnicos agitaron el árbol para renovar los ánimos en sus equipos y desabrocharse algún que otro botón de la camisa. En el Albacete, las entradas de Juanma y Manu Fuster iban en esa dirección. Pero fue el conjunto babazorro el que encendió la primera alarma.

Guridi, desaparecido en combate en el primer tiempo, encontró un balón muerto dentro del área y embocó a portería para darle vida a su equipo. El colegiado Hernández Maeso acudió al VAR para interpretar la posición del goleador, que estaba en fuera de juego y que, sin tocar el balón, había intervenido en la jugada dejando pasar el centro de Luis Rioja. La tecnología, salomónica, negó también el tanto al equipo alavesista.

La premura del cronómetro despertó la valentía y el partido se abrió por fin en el crepúsculo. Como muestra, la ocasión manifiesta de dos jugadores entrados en el tramo final: a Miguel le bastó con dejar correr un pase largo de Benavídez para abrir en canal la defensa del Albacete y plantarse en el mano a mano con Altube. Un duelo al sol en el que venció el meta, tocado por una varita en su estreno.

Nadie fue capaz de romper la piñata. Ni siquiera Higinio, que antes de ser sustituido se dejó caer de forma incomprensible en un duelo con Sivera que bien pudo haber resuelto con gol. Castigado el ariete murciano con tarjeta amarilla por simulación, el Albacete se despidió con esta escena de ópera bufa de un encuentro meritorio por puntuar en Mendizorroza, pero también soporífero en el que no asomó el truco que tanto predicaba Rubén Albés en la antesala del encuentro.