QUESOMECANICO.COM.- Con mucho sufrimiento, más del deseable, ante un rival que acabó con nueve jugadores, y con unos altibajos acordes a la climatología reinante en este final del mes de noviembre, el Albacete dio otro paso adelante en aras de obtener cuanto antes los puntos necesarios que le garanticen la permanencia en la categoría la próxima campaña. Y esta vez el paso fue de esos que se notan en la tabla clasificatoria ya que lo blancos sumaron de tres y se sitúan, tras diecisiete jornadas, justo a mitad de camino de esos cincuenta puntos que, habitualmente, han marcado la salvación, desde que se estrenó la liga de veintidós en la categoría y se fijó en cuatro el número de plazas de descenso.
Llegaban a este partido Albacete Balompié y Racing de Santander con dinámicas opuestas, los cántabros en una buena racha y acumulando tan solo una derrota en las últimas ocho jornadas y con un Alba que, a pesar de haber merecido mucho más y solo haber sido derrotado, tan solo sumaba tres puntos de los últimos quince. Urgía por tanto poner fin a esta sucesión de malos resultados y había que hacerlo ganando como fuera.
Comenzaba el choque un Racing de Santander que sometía a los de Rubén Albés a una presión alta a la que los manchegos no atinaban a responder. Condicionados quizás los albaceteños por ese cambio que minutos antes de que Ais Reig pitara el inicio, se vio obligado a realizar el técnico vigués, dejando fuera del once, debido a un proceso gripal, a un Riki Rodríguez que había sido incluso anunciado en la ficha de partido como titular. En lugar del asturiano entraba Sergi Maestre, jugador con un corte demasiado parecido al de Lander Olaetxea, y que en el juego creativo ofrece menos que Riki algo que sin duda, y tal y como reconoció luego en sala de prensa el míster blanco, se acusó. A ese cambio obligado en la medular, se sumaron otros tres y Cristian Glauder y Juan María Alcedo suplían a los sancionados Boyomo y Álvaro Rodríguez, mientras que Diego Altube, por decisión técnica gozaba de su oportunidad. Todos estos futbolistas menos habituales cuajaron una buena actuación.
De esta forma, el Racing avisaba en el 9’ con un centro desde la derecha de Aldasoro que, el senegalés nacido en Granollers, Gassama remataba de cabeza flojo a las manos de Diego Altube. El Albacete, por su parte, no encontraba la conexión con sus delanteros y, apenas si pusieron a prueba en todo el primer tiempo a un Miquel Parera que se mostró todo el partido algo inseguro y con manos blandas.
Tuvo que pasar toda la primera hora de juego para que el Albacete enlazara una jugada en la que el balón estuviera en su poder más de treinta segundos de manera continuada. Cuando esto sucedió llego el primer tanto local: ataque albaceteño, Manu Fuster, bastante inédito en el primer acto, se plantó en línea de tres cuartos del Racing, sirve un balón hacia la banda opuesta para que Julio Alonso en carrera centre hacía la mitad del área y Aldasoro, haciendo lo contrario a lo que se aprende desde pequeños en el caso de los defensas, que es nunca despejar hacia el centro de la frontal. Allí, Maikel Mesa empalaba un disparo que nadie pudo detener; un gran gol.
De ahí hasta el final del primer acto, y con un Albacete menos necesitado, los últimos minutos antes del descanso transcurrieron sin mayor novedad en el juego, aunque quizás sí que se pudo cierta calma en los blancos.
Pero fue algo pasajero, tras la reanudación el Racing salía con el mismo tipo de discurso con el que inició el partido, presión y recuperación en la salida de balón del Albacete, a la que tan solo le faltaba enganchar el pase final. Algo que en el 60’ por fin conseguían los racinguistas por mediación de un Iñigo de Vicente que enganchaba un centro desde la derecha del mejor del Racing, Medina, que ni Cristian Glauder, ni Julio Alonso atinaron a despejar y que el futbolista cántabro transformaba en gol. En cualquier caso, horas después de que finalizara el partido y aun habiendo visto casi veinte minutos después de la jugada y el chapucero trazado de líneas servido desde la sala VAR, todavía no nos queda claro si el extremo visitante partió o no en posición correcta. En cualquier caso, el gol subió al marcador y el partido parecía ponerse de cara para los de Guillermo Fernández Romo que estaban, en esos momentos, superando al Alba.
Pero esto es fútbol y las apariencias engañan o cambian en cuestión de segundos, así, apenas dos minutos después, Fausto Tienza veía la segunda amarilla, por un pisotón sobre Lander Olaetxea, dejando a su equipo en inferioridad numérica. Por cierto, no decimos que deba ser así ya que la amarilla nos parece la sanción adecuada, pero ¿por qué no se sancionó ese pisotón, que aparece reflejado como tal en el acta, con una roja directa en lugar de la doble amarilla, aplicando el propio criterio del Comité Técnico de Árbitros para estas jugadas?
Sea como fuere la jugada le hizo daño al Racing que, inconscientemente y en su afán por defender el empate, cedió terreno a un Albacete que comenzó a prodigarse instantáneamente por su banda izquierda con un Juan María Alcedo que encontraba al fin la conexión con Manu Fuster. Fruto precisamente de un servicio del futbolista valenciano desde ese lado, llegaba una jugada que tuvo parado el encuentro durante más de cinco minutos por revisión a través del VAR y que no llevan a otra cosa que desacreditar el verdadero uso para el que surgió esta herramienta ya que no hacen otra cosa que confundir a todos los actores: jugadores, aficionados e incluso a los propios árbitros. En la acción en concreto, Fuster centraba al área, Higinio Marín se encontraba ligeramente adelantado y por tanto en posición antirreglamentaria, el murciano no llegaba a conectar con la pelota de cabeza, aunque sí que hizo intención de jugarla, por lo que ahí debió pararse el juego, sin embargo, a sus espaldas aparecía Lander Olaetxea que partía de posición legal y con el pecho controlaba la pelota aunque sin mucho acierto; sobre la misma línea de fondo y en la continuación el meta Miquel Parera le derribaba con su pie izquierdo. En el fútbol antiguo, la jugada hubiera finalizado con el fuera de juego del ariete murciano y poco más, ya que todo lo que ocurría después una infracción quedaba automáticamente anulado. Sin embargo, en el balompié actual, y en ese intento de querer hacerlo todo más justo, se arbitró lo sucedido después del fuera de juego y tras unos interminables minutos de pinganillo por aquí, échame la imagen para atrás y para adelante, ilusionar a la hinchada local con un posible penalti y acongojar a la visitante por lo mismo, Ais Reig dictaminaba: fuera de juego y amarilla al meta del Racing. En definitiva, cinco minutos con todo el mundo más perdido que una aguja en un pajar.
Después del desconcierto del parón, el Albacete, conseguía adelantarse nuevamente en el marcador gracias a una gran jugada, Julio Alonso se internaba por la derecha del área visitante, ganaba la línea de fondo y sobre la misma ponía un centro pasado que Juan Maria Alcedo enganchaba con su pierna izquierda para batir a Parera por la misma escuadra. Si el de Maikel Mesa en el primer tiempo había sido un gran gol, este, por su estética y potencia es todo un golazo. Digno de Zinedine Zidane como decía Albés a posteriori.
A pesar del mazazo, y lejos de rendirse, el conjunto racinguista se fue hacia arriba y puso el miedo en el cuerpo, e hizo sufrir con creces a un Albacete que tuvo que enfundarse el mono de trabajo en los 10+2 minutos de prolongación que se añadieron, y eso incluso con nueve jugadores, ya que en el 94’ Aldasoro era expulsado con roja directa por dar un pisotón no muy diferente al que le había costado a su compañero Fausto una amarilla.
En definitiva, jugando quizás uno de los partidos menos vistosos desde que comenzara la competición, el Albacete tiró de efectividad y experiencia para sumar los 25 puntos y alcanzar el 50% del objetivo final. Próxima parada: Miranda de Ebro.