Pesadilla
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- Escrito por Lui
Los ¿sistemas? de Antonio
Todos por detrás del balón.
Partido de los importantes, de los de sacar adelante como sea y Antonio Calderón, que se ganó a pulso una sonora colleja dispuso un equipo sobre el césped que parecía elegido y plantado por Agné, el enemigo de ayer. Sacrificio de Miguel Nuñez absolutamente incomprensible, porque se realizó para meter en el doble pivote a un De Lerma muy, muy verde y cambiar el dibujo añadiendo a un catastrófico Alan Baró por delante de la defensa. Resultado: pues que entre las dos incorporaciones no hicieron ni la mitad de trabajo que hace Miguel en un mal día y que Verza, lejos de verse favorecido por ello, naufragó con estrépito al adelantar algo su posición. Con éstos tres, los cuatro de atrás (Tarantino en el lateral por problemas físicos de Toni) y Keylor tenemos ocho. ¿Cómo completamos ésto?
Pues nada, dejamos en el banco a Antonio López, Asen y Alfredo y metemos a Cuevas, Tato y Sousa situados no se muy bien cómo ni de qué. Yo creo que es la primera vez que veo jugar al Alba sin delanteros y ya lo llevo visto unas cuantas veces. La sensación de desconcierto era de las que notan hasta los profanos porque se infringen las dos máximas fundamentales del balompié. Uno: pon a cada uno en su sitio y dos: pídele a cada uno que haga lo que sabe. Si sumamos el desaguisado que resultó el planteamiento, la ausencia de juego por banda, la incompetencia de nuestro medio campo y el horror del pivote por delante de la defensa y lo aderezamos con unos cuantos despistes defensivos, que también los hubo, el guión de la historia está escrito. Baste decir que, amén de un cabezazo de Alfredo al borde del final, fue Kike Tortosa (en la imagen de El Mundo Deportivo) quien más se atrevió a chutar sobre el portal gerundense.
¿Y el Girona?
Seré breve: mal. Y no lo digo porque no lo hiciese mejor que nosotros, que no es difícil: lo digo porque cualquier equipo con un mínimo de oficio nos hace ayer tres sin despeinarse al cuarto de hora. Curiosamente, los de Agné se mostraron más entonados con diez que con once sobre el campo, sobre todo coincidiendo con la entrada de Peragón.
En pocas palabras
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Martínez Munuera: el del pito y sus amigos
Atención a lo que voy a decir: ayer en el campo saqué la impresión de que Martínez Munuera no lo hizo mal. Y eso que sus antecedentes como asistente del ínclito Lizondo Cortés, a dios gracias "dirigiendo" encuentros en segunda B, me inclinaban a pensar que sería de su escuela. Después he corroborado las sensaciones en directo viento la TV, a excepción del gol anulado a los visitantes en el que creo que es evidente que su asistente del tupé teñido le equivoca.
El caso es que al trencilla se le vio bien colocado, siguiendo el juego de cerca, dejando jugar y con un criterio para amonestar aceptable. Si acaso, para que no se diga que no anotamos nada en su debe, anduvo permisivo con las pérdidas de tiempo de los visitantes, de los que llegaron a caerse al suelo y pedir asistencia hasta tres de forma simultanea. Trabajo abundante para el doctor y el fisio visitantes.
Por cierto, que los catalanes se quejan amargamente (aparte de un gol anulado donde repito que lo hacen con razón) de la expulsión de Santamaría y de la amarilla a Tarantino, ambas acciones marcadas por los asitentes. Vistas las imágenes confirmo mis impresiones en el campo: que ambos hacen por contactar con la pelota con sus extremidades superiores ofreciendo a los del banderín la posibilidad de que te sancionen a su criterio, como en ambos casos ocurrió. Digo ésto porque creo que no hubo persecución arbitral alguna ni más perjuicio del ya comentado para los visitantes por mucho que quieran alzar la voz. Pantalones con bolsillos para los dos implicados y listo.
Por lo que a nosotros se refiere, posiblemente el punto que nos birló Prieto Iglesias hace quince días nos lo reintegrase ayer el asitente de Munuera.