De nada sirvieron los cambios. De nada sirvió el cambio de dibujo ni la tibia mejoría porque al fin y al cabo, no consiguieron que el Alba sacase nada positivo de Salamanca. Otra vez un fallo defensivo grave y otra vez la alarmante nulidad en ataque hicieron que el equipo de Calderón terminase derrotado.

 

Los sistemas de Antonio

Tras el desastre de la semana anterior, Calderón retornaba en El Helmántico al dibujo con doble pivote. Núñez volvía a ser sacrificado, en esta ocasión para dar continuidad a Alán Baró. También puede considerarse novedoso la presencia de dos interiores para las bandas. Aquí el que quedaba fuera era Sousa, cuyo puesto en banda fue para un activo Pedro Santa Cecilia mientras que Antonio López ocupaba la izquierda. Para Tato fue la media punta y Asen fue el hombre más adelantado.

 

No funciona.

El equipo no funciona. Funcionó durante un par de partidos, pero ya no funciona. Calderón ha ido retocando el once y no ha dado en el clavo. Ni cuando lo ha hecho a su parecer ni cuando lo ha hecho, seguro estoy de ello, escuchando comentarios procedentes del entorno. Primero fue Toni el que se salió. Luego vinieron los minutos para Cuevas, la salida de Núñez, de Asen y de Sousa Y hasta un once sin delanteros, no se con que finalidad. Nada. Está claro que es muy pronto, pero la dinámica en la que estamos es peligrosa porque no se atisba punto de inflexión y no gozamos de ese jugador en un estado de gracia tal que sea capaz de darnos oxígeno. Y el calendario se empina.

 

El encuentro.

El partido tuvo muy poca historia y todavía menos fútbol. Lo más peligroso que construyó Salamanca fue un tiro al palo en los primeros minutos merced a un tiro rebotado, porque el tanto definitivo de Perico  (en la imagen de Gente para Quesomecanico.com) lo construimos nosotros solitos. Pudo empatar Kike en un buen remate a bocajarro que Biel Ribas sacó en un alarde de reflejos y ahí se acabó. La segunda mitad pasó entre un quiero y no puedo del Alba y un Salamanca a la contra y especulador.

 

Polémica

El partido acabó con alguna escaramuza entre banquillos. El tema se desencadena cuando Sarmiento simula por enésima vez una lesión, el árbitro añadió cinco minutos, y se deja caer parcialmente fuera del campo (personalmente yo creo que había alguno que andaba muy picao y no necesitaba ninguna excusa). El juego continúa mientras el lesionado repta literalmente adentrándose en el terreno de juego. Pitido final y reproches entre unos y otros (en la imagen de Gente para Quesomecanico.com), de los que os podéis informar a poco que leáis por ahí.

 

Solo dos observaciones: la primera es que somos tan romos arriba que no marcamos aunque el partido dure 200 minutos, así que no creo que sea necesario tanto teatro. Y la segunda es que cuando se es maleducado y zafio en la victoria, no se puede pretender además levantar sentimientos de admiración  y respeto en sus oponentes. Uno elige su camino y el tiempo pone a cada cuál en su sitio.

Y no nos comamos de vista a Calderón y a Verza. El uno hablando sinsentidos en la rueda de prensa y el otro perdiendo la fuerza por la boca después de haber deambulado la mayor parte de los noventa minutos. Ni a Óscar Cano, el mister del Salamanca, y Quique Martín. El primero pretende dar lecciones de limpieza comportándose como un energúmeno y el segundo que, a punto de la retirada, necesitaría otra vida futbolística apara aprender algo de porte. Mucho nivel en uno y otro bando.

 

 

El del pito y sus amigos

Pues decir que el tal Sagués Oscoz no me agradó. No es que tuviese ninguna pifia resaltable, pero no me gusta como dirige los partidos. Mediada la segunda parte se lesionó y fue sustituido por el cuarto árbitro, un pipiolo que se limitó a inhibirse y a cubrir el expediente.