Lo mejor el resultado

Alba-CastillaLeyendo la revista que quincenalmente se distribuye en el Carlos Belmonte con ocasión de cada partido, llamaba mi atención esta tarde el proverbio con el que desde hace un tiempo nos obsequia el editorial de la citada publicación. En el día de hoy la frase no podía ser más definitoria: "Los ojos no sirven para nada a un cerebro ciego". Desconozco el motivo, segunda intención, o casualidad que han hecho que el editor de "Aupa Alba" elija este viejo refrán árabe para encabezar su página de opinión, sin embargo, al autor de estas líneas esta reflexión de la sabiduría medieval le viene que ni pintada para condensar en pocas palabras la situación actual del equipo del que es seguidor desde hace casi tres décadas. Encefalograma plano o muerte cerebral es el mal que arrastra nuestro Alba no solo en el terreno de juego sino sobre todo a nivel organizativo. Nuestros dirigentes están a punto de finalizar su segundo año consecutivo de ceguera total y, lo que es peor, parece que no habrá operación que nos haga recuperar totalmente la vista ya que amenazan con seguir, aunque.... ¿quién sabe? al parecer hay 5 millones de pesetas en acciones que recientemente han cambiado de manos y tienen a más de uno y de dos preocupados.....

Hablemos del [.....]

[.....] partido ya que tiempo de sobra tendremos este verano para discutir y comentar las demás cuestiones "colaterales" que rodean al Albacete Balompié...

Con la tranquilidad que deja tener la permanencia asegurada en la División de Plata del fútbol español, se presentaba el Real Madrid-Castilla en nuestra ciudad. Ausentes dos de los valuartes más importantes de los madrileños: Jurado y De la Red, los de Miguel Ángel Portugal saltaban al césped del Carlos Belmonte con el pichichi Soldado como hombre más adelantado. Por su parte nuestro Alba, acuciado por la necesidad de puntuar, contaba con las destacadas ausencias de Santi, Buades y Cañas en defensa. Esta falta de efectivos en la zaga obligó a César Ferrando a hacer debutar al canterano David Galindo para completar el centro de la retaguardia junto con el renqueante Mingo. Por lo demás ninguna novedad presentaba el once alineado por el técnico valenciano respecto al de los dos anteriores partidos.

Salió el Albacete de inicio con la clara intención de buscar la victoria lo antes posible, aunque sin descuidar el aspecto de contención. Eran las llegadas de Carlos Aranda las que provocaban las acciones más peligrosas de los locales, primero en el minuto 8 en una acción en la que se perdió en regates y, luego en el minuto 16, con un remate de pecho a un saque de falta de David Sánchez que sacó bajo palos el visitante Filipe. A partir de ese momento el Alba se diluyó fruto de los nervios y, los madridistas recogieron el testigo imponiendo un ritmo cansino, sin prisas pero seguro, que atenazó a los manchegos y que provocó que en el minuto 25, el sevillano David Sánchez perdiera un balón en el centro del campo que permitió al pichichi Soldado plantarse solo ante Sanzol y gracias a dios precipitarse en su remate. El Castilla estaba en estos momentos cómodo sobre el césped. Filipe se mostraba implacable por su banda al igual que Balboa que mando sendos pases a Soldado y Adrián Martín que no encontraron portería.

Tras la reanudación los madridistas continuaban mandando por las banda con dos galopadas seguidas que terminaron en las cabezas de Adrián Martín y Soldado. Reaccionó el Alba espoleado quizás por una pancarta que en Gol Sur pedía la dimisión de Ferrando. Aranda volvía a fallar una ocasión clamorosa tras un pase de Santamaría desde la izquierda y que fue desbaratada por el acertado meta visitante.

El Albacete apretaba en ataque buscando la victoria y de nuevo Santamaría ponía un buen balón en el área que el debutante canterano Galindo remataba fuera. Casi a renglón seguido Juanlu mandaba una espectacular volea sobre la porteria del Castilla a la que Cobeño respondía con una excepcional parada. Pero con Óscar Díaz en el terreno de juego la balanza se volvió a desequilibrar del lado visitante, nada más saltar al césped, Sanzol evitaba con una gran intervención un remate a bocajarro del delantero madridista, tras una dejada de cabeza de Soldado.

Pasaron los minutos con el Albacete defendiendo el empate y en un balón largo que bajó Mario Bermejo, el cántabro buscó la falta (que no era) y gracias a la candidez del albaceteño Agus la encontró. Apareció entonces Simeón-Líbero Parri que con un gran disparo batía a un Cobeño que hizo la estatua y de esa manera propiciaba que los casi siete mil espectadores que en esta calurosa tarde se habían acercado al Belmonte respiraran aliviados.