De pena

El Villarreal B pasó por el Belmonte dejando al Alba sumido en una crisis deportiva e institucional indisimulable y que ya alcanza tintes de tragedia. La afición albaceteña despidió a los suyos con pitos y pañuelos y cargó sus iras no solo en los futbolistas sino también en el técnico Antonio Calderón y en el consejo de administración presidido por Rafael Candel.

 

El Villarreal B agudiza la crisis del Albacete

El Villarreal B agudiza la crisis del Albacete. Foto: Gente para Quesomecanico.com

Lo cierto es que esta sufrida parroquia manchega tiene motivos más que de sobra para quejarse: el Alba completó ante el filial amarillo uno de los peores partidos en lo que llevamos de temporada, sin generar ni una sola ocasión de gol en todo el encuentro, acumulando ya la cuarta derrota consecutiva y el cuarto encuentro con el marcador propio a cero.

 

Tato fue objeto de un posible penalty no sancionado

Tato fue objeto de un posible penalty no sancionado. Foto: Gente para Quesomecanico.com

Ya ni los socorridos refuerzos de invierno a los que se esperaba como agua de mayo en pleno mes de febrero se antojan como solución ante tamaño desaguisado y solo un cambio de rumbo radical en la nave blanca puede enderezar la situación.

El público despidió al Albacete con una sonora pitadaEl conjunto castellonense, que llegaba a Albacete con numerosas bajas, hizo su partido y metió en un lío a un equipo sin identidad, que no sabe a lo que juega; ni al toque, ni al fútbol directo, ni al pelotazo, a nada.

Un dominio casi absoluto del centro del campo desde principio a fin por parte del rival era lo que peor podía sentarle a este Alba. Si los de Calderón ya estaban nerviosos a priori por la situación clasificatoria que arrastran, esta falta de control del tempo del partido ya terminó de matarles. La defensa blanca flojeaba por bandas y el centro del campo estaba anulado por completo. Calle y Tato daban sensación de poder hacer algo más pero apenas olían el balón.

El Villarreal hacía las cosas más fáciles: con mayor movilidad, los espacios se multiplicaban. Los castellonenses iban todos a una, defendían con más criterio y salían con rapidez y peligro a la contra. En la meta visitante Mariño pasó totalmente inadvertido y sin trabajo alguno.

Por parte visitante, merecen la pena ser destacadas sendas ocasiones de Bordás que se plantó solo ante un Keylor Navas que, a pesar de los dos goles encajados, volvió a ser el mejor de su equipo.

Los locales, por su parte, no despertaban y, hubo que esperar hasta casi la media hora de juego para ver una jugada medianamente destacable por parte de los de Calderón: Adriá se asoció con Calle en una vistosa pared y, el balón del valenciano al área era interceptado en el último momento por la zaga amarilla cuando Tato se disponía a rematar en boca de gol.

 

Apenas llegaron balones a Calle y Tato

Apenas llegaron balones a Calle y Tato. Foto: Gente para Quesomecanico.com

Un espejismo, pues el dominio del mini-submarino amarillo iba a más por momentos, la banda derecha con un inédito Balboa, estaba completamente perdida para el ataque y, la izquierda, con un Cherfa desquiciado y al que Adriá no auxiliaba, era un manojo de nervios en defensa. Hasta en el centro del campo Sumy y un perdido Verza hacían aguas por todos los lados.

 

El debutante Balboa apenas si tocó el balón

El debutante Balboa apenas si tocó el balón. Foto: Gente para Quesomecanico.com

Tras la reanudación más de lo mismo, película que ya hemos visto otras veces esta temporada: fallo de De la Cuesta que se escurre en la frontal del área y aunque en primera instancia Navas consigue repeler el disparo de Bordás, la posterior vaselina de Iago, ante la total pasividad de la zaga manchega se convierte en el primer tanto del Villarreal.

Mazazo al equipo y a la afición pues de ahí hasta al final y, a pesar de los cambios, el conjunto manchego fue un total quiero y no puedo atacando más con el corazón que con la cabeza.

Finalmente Airam, que ya marcó en el partido de ida, remataba el encuentro en una nueva contra de los amarillos y hacía estallar la bronca en el Carlos Belmonte.

En definitiva, impotencia, esta es la más contundente y mejor forma de definir al Alba actual. Impotencia para ganar, impotencia para conseguir goles e impotencia para crear fútbol y eso, a estas alturas de competición, y con los cartuchos de los refuerzos ya gastados, se cobra, casi siempre, la cabeza del entrenador. Estaremos atentos a los acontecimientos, se antoja otra semana calentita en pleno invierno en las oficinas de la Avenida de la Estación número 5.