Ni el Albacete ni la U.D. Las Palmas están para casi nada. Ni unos saben ni otros quieren, elijan ustedes quien es quien y en que equipo juega, da igual. Esta segunda división es un desastre y el conjunto manchego es uno de los destacados en esa miseria.

 

En cualquier caso el menos malo, el que sobre todo en el primer periodo intentó jugar a algo, fue el conjunto insular y, merced a ese poco interés y a un gol en propia puerta de Alan Baró -en el circo de los despropósitos de este Albacete no podía ser de otra forma- consiguió tres puntos de oro y su segunda victoria de la temporada fuera de casa y, de esta forma, casi sin hacer mucho más, sale del descenso y hunde todavía más a un Alba en el que ni su entrenador parece confiar ya.

 

 

Sorpresa de inicio en las alineaciones de ambos técnicos, David Vidal apostaba de nuevo por la línea de tres en el centro del campo con Sumy y Verza de doble pivote y Sousa de enganche mientras que en las bandas situaba a Antonio López a la diestra y al canterano Nuñez por la izquierda. Por su parte, Juan Manuel Rodríguez sentaba, por primera vez en la temporada, a Jonathan Viera en el banquillo y dejaba en el eje organizativo al albaceteño Josico y a Vicente. Y, ya desde el principio se vió que, con esa decisión el canario le ganaba la partida al gallego en el centro del terreno de juego, ¿o realmente era Vidal el que se la dejaba ganar?.

 

 

El primer tiempo apenas sirvió para confirmar el pésimo momento de ambos equipos y que más de uno de los 6575 espectadores que acudieron al Belmonte se arrepintiera de no haber empleado el festivo y soleado día del padre en disfrutar de la familia y del buen tiempo.

 

 

Los dos técnicos intentaron plantear una lucha en el centro del campo y abusaron del fútbol directo para intentar hacer daño al rival. Del fútbol elaborado apenas se tuvieron noticias y los pocos destellos del mismo los puso el conjunto visitante. Merecen la pena ser destacados un tiro lejano de Perea en el minuto 1 que Keylor despejó a córner, y un contragolpe de Pignol que el zaguero francés envió muy alto desde fuera del área pecando quizás de excesivo individualismo ya que, Sergio en el carril central, se encontraba libre de marca.

 

 

Por parte albaceteña nulo bagaje ofensivo; tan solo una triangulación Sousa-Antonio López-Kike, con centro del valenciano desde la banda en el minuto 10 y un cabezazo flojo de Núñez al cuarto de hora. Nada más que destacar.

 

 

Y a la media hora de juego llegó la jugada desgraciada de todos los partidos, indecisión en la zaga, semiresbalón de Keylor Navas y, Alan Baró en su intento de despeje introduce el balón en su propia puerta sin que hubiera un jugador rival en varios metros a la redonda. En ese mismo momento y tan solo con ver las caras de los jugadores manchegos quedó practicamente finiquitado el encuentro.

 

 

Tras la reanudación Vidal movió el banquillo dando entrada a Balboa y, el jugador cedido por el Benfica pareció insuflar cierto ánimo y velocidad en los locales, propiciando numerosas recuperaciones de la pelota. El conjunto canario estaba desaparecido pero el Alba no conseguía llegar con claridad y, por si fuera poco, el ínclito Pérez Montero permitía, una y otra vez, las continuas pérdidas de tiempo y parones de los jugadores amarillos, algo que terminó por diluir el poco juego blanco.

 

 

Ni el gol anulado a Calle por fuera de juego, ni el disparo a las manos de Barbosa  por parte de Toni, ni un remate también de Calle de cabeza, ni tan siquiera unas claras manos de David García en su área y que el colegiado no quiso ver, consiguieron animar a unas gradas del Belmonte que cada vez ven más cerca el fantasma o infierno de la segunda división B y que despidieron al equipo y al palco con una sonora aunque tímida bronca dentro del estado de resignación general en que vive instalada esta sufrida afición.

 

 

Con esta nueva derrota el Albacete sigue anclado en el penúltimo puesto clasificatorio y con la salvación todavía a 6 puntos merced a que todos los resultados de la jornada fueron favorables a los intereses blancos evidenciando una vez más el pobre nivel general de la categoría y el empeño de este equipo en marcharse del fútbol profesional.