Raaaro Raaaro Raaaro

Albacete Balompié - U.D. Vecindario

Esta frase mediática (casi onomatopéyica), del entrañable Dr. Iglesias Puga, puede servir para catalogar con bastante precisión lo sucedido el pasado domingo en el Coliseo de la Avenida de España.

Uno, que siempre es de los que en silencio gusta de escuchar los comentarios del público, estuvo atento a algunas de las impresiones que sobre el choque intercambiaban entre si los aficionados albaceteños al abandonar el Belmonte y, no puede más que coincidir plenamente con ellos y frotarse los ojos una y otra vez al observar que el marcador final del Belmonte no reflejaba un 7-0 u 8-0 sino un escuálido y agónico 3-2 que fue demasiado apretado para lo visto a lo largo de los 94 minutos que duró el "match".

Hasta doce ocasiones claras de gol contabilizábamos ayer tras ver el resúmen televisivo y, quizás alguna más que pudo quedar olvidada en la mesa de edición, pero, es que fueron tantas que no podemos culpar al técnico de montaje por cortar alguna inadvertidamente. Se antoja por tanto escasa renta la obtenida por los de Ferrando a tenor de lo visto sobre el terreno de juego, pero, seámos realistas a nuestro equipo, que es una máquina de crear fútbol cuando esa medular de lujo que tenemos se dedica a tocar la pelota, le falta algo, ese algo que te hace diferente del resto y que al final de temporada marca bien a las claras la frontera entre la gloria y la medianería o el fracaso.

Ese debe del que [.....]

[.....] hablamos apunta principalmente a la línea defensiva (portero incluido) que, en ocasiones, transmite una peligrosa incertidumbre que contagia al resto del equipo y a la grada. Fruto de ese mar de dudas llegó el primer gol de la U.D. Vecindario y, tras este tanto, se pudieron escuchar en todo el estadio los silbidos que abroncaban cualquier intervención del "supuesto" responsable del fallo: Miquel Buades. Estas protestas del público condicionaron en los siguientes minutos no solo el juego del Mallorquín, sino el de sus compañeros que evitaban darle el balón para que el "concierto de viento" no fuera a mayores. No seré yo quien discuta o cercene el soberano derecho del espectador a expresar su opinión pero si que rogaría que esos que el domingo abroncaban al central albaceteño, reflexionen y se pregunten si su acto reflejo de protesta era lo que más necesitaba tanto jugador como equipo en esos momentos...

En este análisis crítico no podemos olvidarnos de la "cojera" que acusa el Alba en el puesto de interior derecho y sobre la que venímos hablando desde el primer partido de liga. El bueno de Jordi Ferrón no esta hecho para esa posición y sus diagonales hacia ningún sitio por mucho que esten cargadas de pundonor no hacen más que descolocar y perjudicar al resto de sus compañeros. ¿Acaso no se podría probar en ese puesto a Nicolás Núñez, Pablo García o incluso Toni Pacheco?.. César Ferrando debería de dejar de ser tan previsible y variar el esquema de cambios, casi institucionalizados, que se empeña en defender tanto por el bien de la plantilla como por el del club y del que seguramente ya tienen cumplidas noticias nuestro próximos rivales.

Sobre la competición en si, llevamos pocas jornadas todavía para hablar de descensos o ascensos: del último puesto de ascenso a Primera (Real Murcia), al primero de descenso a Segunda B (Lorca), hay apenas 5 puntos de diferencia, y, lo que ha sido un inicio de temporada excepcional por parte del ALBA puede tornarse en otra cosa bien diferente si no se consiguen resultados positivos en la "cuesta" de octubre en forma de calendario que se le avecina a los nuestros: Tenerife, Murcia, Almería y Cádiz pueden darnos el verdadero potencial del equipo.