Segunda jornada de las que quedan con el equipo descendido, la primera en el Belmonte, y nueva derrota frente al igualmente descendido CD Tenerife. Es difícil contar algo de lo que hemos visto esta tarde aparte de calificarlo como el enésimo esperpento. Nino, de penalti, y Julio Álvarez marcaron para el Tenerife. Tato hizo el gol del Alba.
Impotencia. Tato y Pina se disponen a poner el balón en juego tras el 1-2. (Imágenes: Gente para Quesomecanico.com)
El encuentro en sí no fue más que un nuevo despropósito, una prolongación de la desgana, de la ruina total en la que se ha convertido la temporada con unos comiéndose todos los balones a sus espaldas, otros incapaces ya no solo de mandar, sino ni tan siquiera de levantar un par de metros la pelota en sus servicios, alguno más que andaba en lugar de jugar al fútbol y otros que cuando la cogían parecía que fuese suya. Como digo, lo de todo el año.
En cuanto al juego, poco o más bien nada. Tanto el penalti a Nino, que él mismo convirtió, como el empate de Tato estuvieron precedidos y propiciados por sendos errores y pérdidas de balón en la medular. Ya en la segunda mitad el 1-2 de Julio Álvarez, lo más aplaudido de la tarde, fue un golazo del mediocampista isleño que remató a la perfección una dejada de Nino tras una buena contra.
¿Y la afición? Bueno, pues somos unos benditos, señores, por aguantar lo que hemos aguantado y por llevarlo como lo llevamos. Me da mucha pena ver la resignación que he visto, no sentir la necesidad de gritar un gol de mi equipo, ver casi más gente en el césped que en la grada, tener la impresión de que íbamos a un velatorio…. sensaciones que nunca había tenido o, más bien, que ya casi no recordaba. Quizá sea por la poca concurrencia, pero lo cierto que tampoco se escucharon demasiadas protestas ni reproches, más allá de pitos a los jugadores y algunos gritos de “Consejo dimisión”, acompañados éstos últimos de pancarta.
Lo peor es que aún quedan dos actos más de este insufrible final: la visita a Tarragona, con el único aliciente de la última plaza de descenso (que se juegan los catalanes y el Salamanca) en juego y recibir al Huesca en el Belmonte, definitivamente sin aliciente alguno.