Aguafiestas

Así nos pueden llamar a partir de ahora los aficionados asturianos que, en masa, acudieron el pasadoSporting Gijón - Albacete Balompié domingo a presenciar el encuentro que medía a sus huestes con el Alba de Ferrando.

La situación parecía de lo más propicia para los de mareo, un Albacete venido a menos, con un único punto en el último mes y medio y con siete goles en contra en las dos jornadas precedentes. Por su parte, los discípulos de Manuel Preciado se presentaban ante su parroquia con un bagaje de cinco partidos consecutivos sin conocer la derrota y, con su clara candidatura a los puestos nobles de la tabla.

Día de ayuda al club, la mejor entrada del vetusto Molinón en los últimos años, temperatura agradable -aunque no paró de llover en ningún momento- y, por si fuera poco, vigésimo quinto aniversario de la peña sportinguista más famosa y numerosa que, con un espectacular "tifo" daba más color si cabe al graderio del Parque de Isabel La Católica. La piel del oso, el albaceteño, parecía por tanto vendida de antemano a cambio de tres preciosos puntos. Parecían tan seguros los astures de su victoria que el botín casi resonaba en su zurrón, en la previa del partido la prensa local reflejaba un 92% de apuestas a la victoria sportinguista frente a un solo 2% que abogaba por el triunfo albaceteño. Sin embargo, el oso estaba por cazar y, este no se dejó.

El Alba destrozó las expectativas que le presentaban como víctima propiciatoria. Lejos de entregar el partido, lo planteó con  [.....]

[.....] seriedad, gran acierto de Ferrando todo hay que decirlo. Se mostró fuerte dónde se le pintaba como débil, el centro de la defensa, y tuvo en Parri, una vez más, ese referente de calidad que tanto se necesita en los momentos clave de cada partido. Siete goles lleva el valenciano, todos fuera de casa y son también todos los anotados por el equipo en los desplazamientos. ¿¿Parridependencia?? o ¿¿autoinsuficiencia atacante?? ahí queda la pregunta.

En cuanto al choque en sí, los pocos aficionados manchegos que nos desplazamos a Gijón, esperábamos a un Sporting volcado sobre la meta de Valbuena casi desde el principio, sin embargo el equipo de Preciado no tiró, en toda la primera parte, ni una sola vez entre los tres palos del meta albaceteño. Por su parte, el Alba desaprovechaba dos clarísimas ocasiones de adelanterse en el marcador, primero a pies de Gato que libre de marca lanzo por encima de la portería rojiblanca, y luego con un picado lanzamiento de Parri que el arquero local Roberto desviaba en última instancia a córner. El Sporting lo intentaba a base de balonazos por alto de los que tanto Buades como Noguerol dieron buena cuenta en una destacada actuación de ambos.

Tras la reanudación, Preciado buscó más presión con Míchel en el centro del campo y, la entrada de Diego Castro también propició algún desequilibrio en la defensa albaceña. Sin embargo, las llegadas asturianas no inquietaban en demasía el orden de los nuestros, que, por el contrario, esperaban su oportunidad agazapados atrás, como ese oso del que hablábamos antes.

Y la oportunidad llegó. En el minuto 18 de este segundo acto, falta que ejecuta David Sánchez desde la izquierda y Libero Parri de certero zarpazo con la testa, empotra el balón en la portería del, hasta ese momento, festivo Fondo Norte que enmudece ante el tanto del valenciano.

A partir de ese instante, las prisas e imprecisiones se adueñaron de los locales, mientras que el Alba tiraba de experiencia y, con un ojo en el reloj controlaba el "tempo" del encuentro. Después de un más que posible penalti de Jorge sobre Gato llegó la jugada de la expulsión de Cañas y Barral. Falta de Buades en el mediocampo albaceteño, empujones nerviosos entre unos y otros, Cañas, que pasaba por allí, intenta poner orden de forma civilizada y, aparte del empujón de Barral se lleva una increible tarjeta amarilla que suponía su eliminación. Salomónica e injusta decisión arbitral que deja al sevillano fuera de la lista para el próximo partido ante la U.D. Las Palmas a espensas de posibles recursos.

Poco más que reseñar del choque salvo una clara ocasión de Barkero que, tras una internada por su banda, chutaba raso y fuerte en lo que  pudo suponer el segundo gol de no ser por la excepcional estirada de Roberto.

En definitiva, tres puntos que vienen a restañar en parte las heridas que el "oso" no cazado presentaba tras el descalabro que siete días atrás había sufrido ante el Numancia.