El globo que el Alba compró frente al Elche, infló en La Rosaleda y termino de hinchar frente al Castilla lo ha terminado pinchando hoy frente al colista Vecindario. Una semana ha durado la ilusión entre los de Ferrando, que hasta se habían puesto a hacer cálculos sobre la distancia que les separaba del ascenso. El resultado de Santa Lucía de Tirajana (que así se llama la localidad Gran Canaria dónde juega el equipo de Castro Santos) no tiene mayores consecuencias respecto a la lucha por la permanencia, dado que se mantiene el colchón de cinco puntos, pero cierra definitivamente la puerta a cualquier sueño de grandeza. Probablemente, con estos tres puntos, el equipo isleño tampoco se plantea nada más, ya que su meta de salvar la categoría parece una utopia. Los delirios del Alba se estrellaron contra su propia impericia en una primera mitad para olvidar. Lo de Málaga fue un paréntesis en esa dinámica que durante casi todo el campeonato ha condenado a nuestras huestes a permanecer en arenas movedizas, y que consiste, lisa y llanamente, en fallar en ambas áreas lo que no está en los escritos, especialmente en la rival. Y pudo ser peor.... ya que, el índice de acierto en el remate que observó el conjunto canario, sobre todo en el primer tiempo, fue, como poco, nefasto y de no ser por un afortunado Sanzol, a estas horas estaríamos hablando de monumental desastre.
Un fallo en defensa, en el que se vieron implicados los dos centrales (que diríamos a estas horas si ese error lo hubiese cometido el crucificado Buades) facilitó mucho la tarea al Vecindario, que una vez en ventaja -minuto 20- se pertrechó en su terreno dispuesto a aguantar lo que le viniera encima. Dejó arriba a "Mortadelo" y se dedicó a achicar balones y, a explotar los espacios para anotar alguna contra y, a fe que tuvo sus oportunidades en el primer acto.
Tras la reanudación, el Alba corrió con el gasto. Particularmente llamativo fue el bombardeo inicial de la segunda mitad, con Calle, Zahinos, Juan Carlos, Alegre y Gato disponiendo de claras ocasiones para batir a Kelemen, sin embargo el partido se perdió en lo que menos le convenía a los manchegos, continuas imprecisiones, pérdidas de tiempo y [.....]
[.....] tanganas que provocaron que Cañas y Nenad marcharan de forma anticipada al vestuario tras ver 
sendas cartulinas rojas. De ahí al final, el Vecindario aguantó el tipo, mal que bien, y al Alba acabaron birlándole los puntos casi sin enterarse.
En definitiva, esta Liga es como una montaña rusa y el Albacete vive atenazado por el vértigo. Todo es tan disparatado que los tres colistas (Lorca, Ponferradina y Vecindario) han vencido en las últimas jornadas a los de Ferrando. Y eso es difícil de digerir en un equipo que no deja mandar a la afición mensajes contradictorios: buen juego en ocasiones y el ridículo más espantoso en otras.
La irregularidad manifiesta del campeonato de plata presagia todavía muchos vaivenes. Visto el panorama, con perdón de los eufóricos y de los que se aplican el cilicio, habrá que atarse los machos y jugar a la permanencia ya que, nuestro coche no tiene inercia para subir muchas más rampas.