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Albacete Balompié - Deportivo Alavés. Gol de BiaginiCuatro mil doscientos treinta y ocho. Contaditos, así, pasando por los tornos. Ahí están los poderes de Contreras, lo que dejará, aparte de la archiconocida deuda en euros contantes y sonantes. En un país en el que el fútbol es la gallina de los huevos de oro que sobrevive a personajes de la peor de las calañas. En una ciudad que vivió en el nirvana cuando conoció las mieles de la máxima categoría. Con un equipo que fue referente de digna humildad, de ambición quijotesca, pero que también tomó de Sancho Panza el apego al terreno. No hemos sido nunca afición escandalosa; no es propio de la grada del Belmonte rugir al estilo de los Anfields o los Old Traffords. Pero, qué quieren que les diga, pocas veces he visto a la afición pasarse noventa minutos que ni siente ni padece. Perdiendo contra el Alavés no se montó el gran motín de despedida para Contreras; la gente tomó las de Villadiego y punto. Aquí paz y después gloria. Habría que ver lo que pasaba por la cabeza de los que no llegaron a ver el gol postrero de Biagini. Estoy plenamente convencido de que en el ánimo de muchos abonados sobrevolaba la intención de tomarse una temporada sabática, al menos. Cuatro mil doscientos treinta y ocho personas había. Suponiendo que todos fueran abonados, aún faltan mil cuatrocientos, según los números de Contreras. Nunca me cuadraron las cifras contrerianas, pero después del sainete del contrato de Ferrando la credibilidad del dimisionario presidente roza los límites del esperpento.

En el circo de la Fórmula Uno, en boca de todos de un tiempo a esta parte, son legión los “ferraristas”. Aquí éramos más humildes, pero teníamos una sección “ferrandista”. A Don César parece que habrá que juzgarlo más con el rasero de Raikkonen que con el del “divino” Schumacher, ya que, como el rubio finlandés, parece que tiende más al gatillazo que a los laureles del triunfo. El Ferrari que diseñaron para Ferrando se parece hoy más a los monoplazas que se abonan a las últimas filas de la formación de salida en un gran Premio. Claro que si el ingeniero jefe tiene que ser Contreras, lo raro es que el coche supere la primera ronda de calificación. Vamos, Angelito y Briatore, primos hermanos.

El sistema de Ferrando no [.....]

[.....] lleva ni números; ni tres cuatro tres, ni cinco tres dos. Es el uno delante y los demás detrás. Es el puro sadomaso para el hombre punta. El trituradelanteros. A Calle le va a dar un ataque de nervios de aquí a poco, teniendo que buscar el cuero, recibirlo, fabricar la jugada y rematarla. Ferrando profesa el capellismo en Segunda, o sea, algo infumable, devaluando jugadores por donde pisa. Parece que Ferrando se  creyó mediático en el Calderón, donde, por cierto, nunca dejaron de tratarlo de paleto; como a Benito Floro en Chamartín, solo que Benito tiene el diente retorcido y se tomó la venganza en plato muy frío en forma de indemnización millonaria no hace tanto. Ferrando se iba a volver a Tavernes, me parece, si no hubiera sido porque sus amigos iluminados le salvaron el trasero con el contrato de cinco años, uno de los episodios más surrealistas de la historia reciente del Albacete. El tres más dos, pásmate Hilaria, renovado automáticamente si no se desciende a Segunda B. Nos ha jodío, que decía el otro. El premio es suave; te puedes quedar el dieciocho que si no bajas te renuevo. Yo quiero un jefe como Contreras, lo juro por lo más sagrado.

Todavía no se ha ido el del siglo de las luces; es decir, que aún no ha llegado el préstamo; ese genio de la asignación de recursos llamado Contreras le da aire al dinero en cuanto llega. A saber, lo del préstamo va para Hacienda, lo de la operación de tráfico de jugadores con el Villarreal para que Ferrando no denuncie que lleva dos años sin cobrar; como César tampoco es el santo Job, su paciencia se paga en forma de año extra de contrato. Queda como ingreso la campaña de abonos y la publicidad de las camisetas; perdón por el desliz, si lo uno garantiza el pago a Pacheco por jugar en Argentina y lo otro es una garantía de pago al Ayuntamiento. O sea que vamos a ingresar lo que yo te diga, a menos que, como ha dejado caer el exportavoz, el Alba siga siendo apetecible para algunos, y que empiece a cocinarse la liebre que parece haber en el zurrón de los señores postulantes a aprovecharse de la liquidación por derribo. Por mi parte, con que sean capaces de llevar al campo a más de cuatro mil, estoy servido. A estas alturas me conformo con bien poco. Ah, y que intenten traer a Jandro. Como sea.