Una victoria de cuatro puntos
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- Escrito por Lui / Fotos: Josema Moreno
Después de muchas semanas, superadas las lesiones de Santamaría, Curto y Tete, Antonio Gómez disponía de todos sus efectivos para medirse al Rayo B. Finalmente, Tete ocupó la banda derecha de equipo titular, Santamaría plaza en el banquillo y Víctor estuvo entre los descartados. Con el resto, el mister sorprendía al alinear a Calle y Viguera como dupla atacante. Miguel, Alba, Castillo, Noguerol, Zurdo, Candela, Rocha y Adriá completaban el once titular.
Presionando muy arriba y amparados en la gran cantidad de balones perdidos por el rival, el Rayo B arrancó embotellando al Alba y mostrando una superioridad aplastante en la parcela ancha. Precisamente tras una pérdida infantil de Rocha y jugada personal de Cuerva, el centrocampista vallecano adelanta al Rayo ante la pasividad defensiva local.
La reanudación tenía otra pinta. Daba la impresión de que o el empate había hecho pupa al Rayo o los vallecanos habían optado por ceder la iniciativa dando un paso atrás esperando no sé muy bien qué. El panorama se ponía feo cuando el indocumentao del pito se inventaba la segunda amarilla de Castillo: increíble con qué impunidad y facilidad te pueden arruinar un partido. El Alba iba a jugar con 10 durante cuarenta minutos y la cosa no tenía buena pinta.
Los penaltis
Luego dicen que los merluzos del silbato no vienen con la lección aprendida: Calle vio la amarilla tras ser agarrado por Alcañiz y caer dentro del área. Minutos después, Guadaño daba un manotazo al balón cuando Calle trataba de controlarlo, dentro del área y en los mismos morros del árbitro, que señalo penalti. Calle hizo el 2-1.
Lejos de reaccionar, el rayo renqueaba y Molina ponía la sentencia al remachar desde cerca tras un saque de esquina da falta de pocos minutos.
La criatura se vino a Albacete con su asistente, Enrique Hernández Mateo, y una asistenta, Marta Frías Acedo, también ambos del Comité aragonés. Él, un amigo que no permitió varios envíos peligrosísimos a la espalda de la defensa del Alba por fuera de juego inventao. Gracias, tío. Ella, carente de personalidad e incapaz de señalar nada que no le mandase su jefe. Una ruina, compañeros.