Una victoria de cuatro puntos

El Alba se impuso por 3 tantos a 1 al Rayo B y retorna a los puestos de privilegio a la vez que supera el golaveraje particular con los madrileños. Se adelantó el Rayo por mediación de Cuerva a los diez minutos. Rocha puso las tablas al borde del final de la primera mitad, donde los visitantes fueron mejores. En la reanudación, y en inferioridad por expulsión de Castillo, Calle, de penalti, y Molina pusieron el marcador definitivo.
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Golpe de autoridad. Importantísima la victoria del Alba frente al Rayo B. Calle celebra el 2-1.
Con todos 

Después de muchas semanas, superadas las lesiones de Santamaría, Curto y Tete, Antonio Gómez disponía de todos sus efectivos para medirse al Rayo B. Finalmente, Tete ocupó la banda derecha de equipo titular, Santamaría plaza en el banquillo y Víctor estuvo entre los descartados. Con el resto, el mister sorprendía al alinear a Calle y Viguera como dupla atacante. Miguel, Alba, Castillo, Noguerol, Zurdo, Candela, Rocha y Adriá completaban el once titular. 
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Tete volvía al once tras recuperarse de su lesión
Mejor el Rayo 

Presionando muy arriba y amparados en la gran cantidad de balones perdidos por el rival, el Rayo B arrancó embotellando al Alba y mostrando una superioridad aplastante en la parcela ancha. Precisamente tras una pérdida infantil de Rocha y jugada personal de Cuerva, el centrocampista vallecano adelanta al Rayo ante la pasividad defensiva local. 
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Cuerva fusila a Miguel 

No estaba cómodo el Alba y poco más consiguió que asustar tras algún saque de esquina, remate alto de Noguerol, o fruto del saque de algún golpe franco, entre Adriá y Viguera no consiguen rematar sobre puerta con nitidez. Mientras tanto, el Rayo ganaba fácil la espalda de los defensores blancos y aún sin concretarse, la sensación de peligro era frecuente. Cuando acababa la primera mitad y el Rayo volvía a estar más cómodo, un centro de Tete desde la derecha lo tocó Viguera de cara para Rocha que fusiló el empate. 
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Otro panorama 

La reanudación tenía otra pinta. Daba la impresión de que o el empate había hecho pupa al Rayo o los vallecanos habían optado por ceder la iniciativa dando un paso atrás esperando no sé muy bien qué. El panorama se ponía feo cuando el indocumentao del pito se inventaba la segunda amarilla de Castillo: increíble con qué impunidad y facilidad te pueden arruinar un partido. El Alba iba a jugar con 10 durante cuarenta minutos y la cosa no tenía buena pinta. 
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Joan Castillo alucinando, como todos los que estábamos allí.
 
Pues nada más lejos de la realidad: la situación pareció sentarle mejor al Alba que al Rayo. Viguera dejó su puesto a Santamaría y el Alba empezaba a carburar y a mostrarse netamente superior.  Noguerol tuvo el gol en un buen remate de cabeza que sacó acrobáticamente Gil. Tete marró una buena ocasión en inmejorable posición y Rocha envió fuera rozando la escuadra un golpe franco.

Los penaltis 

Luego dicen que los merluzos del silbato no vienen con la lección aprendida: Calle vio la amarilla tras ser agarrado por Alcañiz y caer dentro del área. Minutos después, Guadaño daba un manotazo al balón cuando Calle trataba de controlarlo, dentro del área y en los mismos morros del árbitro, que señalo penalti. Calle hizo el 2-1.
Lejos de reaccionar, el rayo renqueaba y Molina ponía la sentencia al remachar desde cerca tras un saque de esquina da falta de pocos minutos. 
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Calle transformando el 2-1 de penalti 
 
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Molina celebra su primer tanto de blanco y la sentencia del choque. 

El del pito y sus amigos 
Dirigió el choque una eminencia en esto de dar pitidos: Luis Manuel Vallejo Aznar del Comité aragonés. Malo como él solo, capaz de ponerte un partido cuesta arriba al expulsar a un jugador porque tropieza otro, a la par que castiga con amarilla una entrada por detrás, sin posibilidad de jugar la pelota, con 3-1 en el marcador y clara intención de tumbar al contrario, y a falta de segundos: que le pregunten a Tete o a Aitor.

La criatura se vino a Albacete con su asistente, Enrique Hernández Mateo, y una asistenta, Marta Frías Acedo, también ambos del Comité aragonés.  Él, un amigo que no permitió varios envíos peligrosísimos a la espalda de la defensa del Alba por fuera de juego inventao. Gracias, tío. Ella, carente de personalidad e incapaz de señalar nada que no le mandase su jefe. Una ruina, compañeros.