Área Pequeña

Ubaldo González Garrote

Entrada al Paraninfo. Runrún de expectación. Benito Floro… Rafael Candel. Dieciséis años después se repetían las últimas notas de aquel memorable “rap del Alba”. Cómo ha cambiado el cuento, entonces sólo había abrazos, Benito y Rafael eran los amos del mundo. Nadie le dijo ayer a Candel que se acercan los idus de mayo, o no se acordó de Julio César en ese momento, vaya usted a saber. El caso es que se descuidó, llegó el Bruto de turno y le asestó la puñalada trapera. C’est la vie, Don Rafael, estamos en Albacete.
 
Comienza la votación: en las papeletas, escriban Candel o González, Ubaldo o Rafael, tanto da con tal de no poner Pepito Grillo; estábamos en la Universidad, y era el momento de exponer la doctrina Contreras. Ay, Ángel, Ángel, tú el día 27 pones en las papeletas Castell o Bayod, Carmencita o Manolete, Jose Mari o la Cospe. O haces un dibujo.

Después del recuento, los asistentes a la Junta General Extraordinaria cruzaban miradas de asombro mientras se encendían las cámaras al lado derecho del salón de actos. El lado derecho del hemiciclo; el que ocupan, en los últimos tiempos, los opositores de Bandera Blanca. Enfrente, en los “escaños” candelistas, la procesión iba por dentro. El triunfador, sin embargo, el muñidor del resultado de una votación incierta, no se sentaba en las alas. Jugaba por el centro; sin decir una palabra, sin un gesto, como el centrocampista genial que tras ochenta y nueve minutos de pasar desapercibido pone el pase letal; Guti para Ronaldo,  Palazón para Ubaldo. Sin mover un músculo.

Ubaldo presidente; se necesitaron dos mil doscientas acciones, el mayor esfuerzo de recogida de apoyos en la historia de la sociedad, para dar un vuelco espectacular, histórico, al club de fútbol más representativo de la región. Bandera Blanca, tras ser ninguneada por todos los que pensaban que el pez grande terminaría por comerse al chico, como siempre, propició un desenlace a la marcha del funesto consejo de Contreras que hace temblar las propias estructuras de la sociedad anónima.

Sólo podría pasar en tierra quijotesca: que te tomen por loco, que no tengas más que un puñado de acciones de [.....]

[.....] aficionados de a pie, que te vayas al órgano supremo de una sociedad, a jugar en campo contrario, que te lances contra el gigante, que cierres los ojos en el momento del impacto encomendándote a todos los santos, y que cuando pase el trago, en vez de verte hecho unos zorros, con la armadura desvencijada y el rocín a una legua, te veas ufano, vencedor, abrazado y con una nube de cámaras rodeándote. El Ángel de la guarda, de apellido Copete, trabaja de lo lindo.

Victoria sin objeción de los denostados banderas, cuyas vicisitudes han  constituido una auténtica montaña rusa de sobresaltos. Si el viernes se especulaba con que las huestes de Ubaldo no llegaban al domingo, derrotados sin necesidad de confrontación por el “coco” empresarial, el lunes se desayunan en el mismísimo feudo (hasta hoy) de Contreras y Cía. Vence así el modelo  “democrático”, los accionistas derrotan a las acciones. Si el esfuerzo de los opositores por conseguir apoyos parecía baldío en tanto en cuanto se produjera la movilización de “grandes paquetes”, esta misma mañana se ha demostrado que la perseverancia también da resultados. Ubaldo es profesor universitario, sabe que a veces se aprueba estudiando la última noche, te quedas hasta tarde el día anterior, te das la gran paliza y a veces sale. Pero también sabrá que tal técnica falla en muchas ocasiones; la que siempre vale es la de ponerse a estudiar dos meses antes, echarle codos, paciencia y disciplina. En esta ocasión, el trabajador le ganó al brillante perezoso. Claro que el profesor González será consciente, estoy seguro, de que a veces, aparte del esfuerzo, hace falta un poco de “enchufe” para aprobar. Y él tuvo la suerte de contar con buenos voltios: ahí estaba el doctor Copete para aplicarle el desfibrilador y devolverlo a la vida, a la vez que le endiñaba la inyección letal a los empresarios. 

Derrotados hay muchos. El Consejo de Contreras, con su inacabable serie de meteduras de pata, propició la aparición de un movimiento opositor, les dejó crecer y extenderse entre el accionariado, pensando que terminarían por morir en la orilla después de haber nadado lo indecible para conseguir dos mil acciones. La oposición gestionó el descontento contra el Consejo, movilizó accionistas “dormidos”, consiguió que muchos rebuscaran en los cajones aquellas acciones históricas. Contreras sabía que la eventual victoria de Bandera Blanca suponía la certificación oficial de su fracaso; queda para la historia, el primer movimiento opositor que sube al poder en la Avenida de la Estación; por eso montó su particular cruzada: cualquier cosa antes que votar a Galiacho. Contreras prefirió apoyar a Candel y García Navarro después de que éstos le hubieran dado en donde más le dolía, en la línea de flotación: la dirección deportiva. Aun así, no dudó Contreras en darles su bendición. Aunque tuviera que suplicar a su fiel Antonio de que se tragara el sapo de votar a favor de sus archienemigos.

La derrota de la candidatura de Candel no va a la zaga en estrépito, arrastrando un castillo construido mayoritariamente entre las bambalinas de la política. Se derrumbó el gran tópico, los viejos rockeros también pierden. Candel es el símbolo de una época en la historia del Albacete Balompié: el primer gran presidente empresario capaz de sacar a un club de un pozo negro negrísimo y dejarlo en Primera División. Lo demás han sido malas imitaciones y peores gestiones. Candel puede alardear de muchas cosas, con razones de peso en la mayor parte de los casos. Pero es ley de vida para Rafael, es tiempo de echarse a un lado, volver a casa con la cabeza bien alta, retirarse a los cuarteles de invierno, dejar que cicatricen tantas heridas. También Alí perdió un combate postrero y no por ello dejó de ser leyenda.
García Navarro trabajó por construir una candidatura sólida e institucional: apostó por la figura emblemática de Candel como cabeza visible de su proyecto, que al menos hasta ayer, gozó de la solvencia y el crédito a nivel empresarial y político; tal vez no tuvo en cuenta quien fuera mano derecha de Contreras en los días de rosas que sólo pronunciar el nombre del expresidente todavía levanta ampollas en este club. Error de cálculo o traición, envite con todo que aguantó el otro gran “peso pesado”. Muhammad Alí contra Frazier, la tele en blanco y negro, el combate del siglo; una vez más, las cámaras enfocan al ring, el sino de años en el Albacete Balompié, Candel contra Palazón, los inmortales, sólo puede quedar uno. Ni los buenos oficios de García Navarro fueron capaces de aplacar la furia silenciosa pero implacable del otro expresidente. 

El vuelco insospechado se produjo; vi a Galiacho correr a abrazarse a Ubaldo González; presidente, hemos ganado. Hace mucho que lo dijo Helenio Herrera: no se puede ganar sin bajar del autobús. Contreras, desorientado, groggy, invitó al “candidato” antes de rectificar y llamarlo “presidente” a bajar al “escenario”. A González Garrote le llamaba “Señor Ubaldo” y a Candel “Don Rafael”. Curioso este Contreras, de Pepito Grillo a Don Rafael, de signore Ubaldo al “escenario” del Paraninfo;  al final, terminó por reconocer que su “legislatura” de sainete y esperpento terminaba, como no podía ser menos, en puro teatro. Lo que nos faltaba, el Contreras adornándose de cultura en la hora final. Adiós muy buenas, tanta paz lleves como descanso dejas.

Dejando a un lado filias y fobias personales, el momento de la verdad ha llegado. En el ruedo, el Alba se dispone a lidiar un terrorífico Miura, de los de antes. Nos guste o no la tauromaquia ubaldista, sería deseable que el tendido contemplara la faena con expectación; no hacen falta olés, pero sobran los abucheos. Por el izquierdo amenaza el astado con cornada en forma de embargo tributario; por el derecho no es menos incierto, jugadores y técnico parecen acechar. Si el maestro consigue pasaportar al animal con espadazo certero, yo saco el pañuelo y pido trofeos para Ubaldo. Aunque sea a contraestilo.