Misión: ganar en Los Arcos

Empate a un tanto en el partido de ida de la primera eliminatoria de los play off para el ascenso a Segunda División entre el Alba y el Orihuela. Ibán Espadas adelantó a los visitantes y Adriá Granell anotó el tanto del empate. El Alba debe ganar en Los Arcos, o empatar a más de un tanto, para seguir adelante en las eliminatorias.

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Otra vez Adriá. El valenciano, que trabajó bien, fue el autor del tanto del Alba.

El once de Gómez. 

Con las bajas de Núñez por sanción y Candela por lesión, Antonio optó por devolver a Rocha al centro del campo para formar pareja de baile con Colorado. Tete está recuperado (entró en la segunda mitad) aunque quizá no para noventa minutos, por lo que Curto repetía en banda derecha. Adriá en la izquierda, Molina y Calle en ataque, Alba y Zurdo (que volvían tras cumplir sanción) en los laterales, Noguerol, Rocha y Miguel completaban la formación. 

 

El Alba sale mandón.

Con Colorado a la batuta, el Alba se hace dueño del encuentro desde el inicio. Suyo es el primer balón peligroso que Calle cabecea desviado. El Orihuela perfectamente asentado atrás: defensa sólida y presión a la línea de creación blanca, fiando sus opciones a salir en alguna contra, faceta del juego que dominan.

Que Curto baja enteros en banda, fuera de su posición, no es ningún secreto y aunque frente a La Roda se la liase a los vecinos, hoy ha estado mucho más marcado: amenaza número uno controlada. El otro abrelatas, Molina, tampoco está especialmente afortunado: aunque trabaja a destajo y participa bien en jugadas colectivas no está cómodo. Además, el del pito ignora un revolcón sufrido por el malagueño dentro del área cuando se aprestaba a rematar. Yo lo vi muy claro. Pero luego iremos con él, que me disperso.

El que sí raya a gran nivel es Calle: las baja todas, las quiere todas, las toca, las deja de cara a sus compañeros, aparte de un par de remates con peligro. De los mejores partidos que le he visto, hasta el punto de que si mete la que trató de elevar en la segunda mitad sobre Unai sale a hombros.

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El Orihuela recula y el Alba aprieta. Hasta tres corners consecutivos y remates con peligro de Zurdo, Molina y Calle.  

 

Cuestión de eficacia 

Seis lanzamientos de esquina y un par de llegadas claras en veinticinco minutos y el Alba no había conseguido más que asustar a Unai. Y en una de las contadas ocasiones en las que el Orihuela se estiró, y merced a un saque de esquina que se inventa Figueroa Vazquez, Carmelo remata a placer al larguero y Espadas, en boca de gol, no tiene más que empujarla. La grada, pese al mazazo, reacciona: !ALBA¡, !ALBA¡, !ALBA¡ 

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Y el equipo también, porque lejos de acusar el gol continua ganando en posesión, en intención y en llegada. Otros tres saques de esquina y varios golpes francos. Lo intentan desde lejos Curto y Molina, Rocha la manda rozando el palo izquierdo desde la frontal. Y especialmente Alba en un par de incursiones por banda derecha a punto está de subir el empate al marcador.

 

La madre de todas las fortunas 

El Alba sale del vestuario en la segunda mitad con una marcha más. Los visitantes, no sé si queriendo o sin querer, ceden la iniciativa. Molina y Curto lo intentan, fácil para Unai. Y tras 55 minutos de no verse favorecido ni por un rebote, ni por un barullo, la diosa fortuna restablece el equilibrio en forma de ligero toque en un defensor amarillo de un potente disparo de Adriá. Ligero pero suficiente para  que entrase en la meta de Unai. Y el equilibrio hace justicia. 

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El Alba juega los mejores momentos del partido y puede que de la temporada. El Orihuela acusa el golpe: hay que tumbarlos. Entra Tete por Curto. Impresionante zapatazo de Colorado desde treinta metros que el meta visitante se saca de encima como puede a corner. Una buena combinación de Tete, Molina y Calle dejan mano a mano al madrileño ante Unai, que no pone el broche de oro a su actuación al tratar de elevar en lugar de disparar con potencia o ceder el balón a Molina. 

 

Segundo disparo visitante

En una falta lejana, Oscar Rico amaga el centro pero dispara directamente a puerta. Miguel, atento, recula y la saca con la punta de los dedos. Segundo tiro a puerta pero más que suficiente para ponernos los melindres por corbata y hacer que pasemos a preocuparnos más de amarrar atrás que de operar en ataque. Además, la entrada de Samuel dio al centro del campo visitante más empaque del que había tenido hasta la fecha y la de Alejandro contribuyó a tapar banda izquierda por donde un bullidor Tete llevaba casi todo el caudal atacante blanco. De hecho, otra vez mi amigo Figueroa ignoró como en una ocasión lo taparon derribándolo sobre la línea del área. Puede que sea infracción de asistente, pero es que Figueroa es de los que los lleva de adorno. 

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El partido acabó con una contra vertiginosa del Orihuela y con un empujón de Castillo a Dani que de nuevo, y esta vez por fortuna, el manta de Figueroa se volvió a tragar.

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El del pito y sus amigos: la saga de los Figueroa 

Amiguitos y amiguitas, hemos tenido hoy el placer de tener entre nosotros al ínclito Jorge Figueroa Vázquez y a sus congéneres de las banderas José Luis Martínez Serrato y Pedro Rojas Domínguez, todos del Comité andaluz. Imagino que no recordaréis, porque en ese caso estaríais tan trastornaos como yo, que su hermanito Enrique Jesús ya dirigió el Alba - Toledo de este año. Pues bien, más vale malo conocido, amigos: qué lástima que su señora madre no los apuntase al conservatorio. O a ballet.  

Éste sigue el juego de lejos, a veces hasta de espaldas, y tiene arranques de chulete. Se tragó un penalti de libro a Molina, otro a Dani y más que posiblemente otro a Tete. Yo creo que ni habiendo una muerte en el área señala penalti: se esperaría a ver la autopsia. El saque de esquina que precede el tanto del Orihuela es inventao y sus asistentes se han equivocado casi más que han acertado. No comprendo cómo Castillo, Oscar Rico o Miguel Angel han acabado el partido sin ver ninguna amonestación, ni para qué narices se inventó la ley de la ventaja.

En lo demás estuvo impecable: un lince, el chaval.