Sin gol

Alba y Cádiz empataron a cero en la ida de las semifinales por el ascenso a Segunda A. El encuentro, y en especial la segunda mitad, fue de color local. Los de Gómez, pese a no pasar ningún apuro, tampoco consiguieron acertar frente al marco rival en ninguna de las ocasiones que generaron. El desenlace, dentro de seis días en el Carranza.

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Aulestia, en la imagen atrapa un balón ante Calle, el más destacado de los amarillos. 

 

 

El Once y la grada.

Finalmente Castillo no llegó a tiempo y Gómez designó a Santamaría para que ocupase su lugar en el centro de la defensa junto a Noguerol, con Zurdo y Alba como laterales. Rocha y Núñez ocupaban el centro del campo con Adriá y Tete en bandas. Curto y Calle como hombres más adelantados y Miguel en la portería completaban el  once del Alba. En una tarde agradable y con buenas condiciones para la práctica del fútbol, el Carlos Belmonte registraba la mejor entrada desde hace tiempo: 11000 parroquianos se daban cita en las gradas. 

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El Cádiz sale….. ¿mandón?

Pues esa impresión daba. Al contrario que frente al Orihuela, el Alba no entró desde el inicio en el encuentro, negándose a jugar la pelota en la zona ancha y apostando con descaro por el juego directo. En esta tesitura, Yuste (el mejor de los amarillos junto con Aulestia) y Oscar Pérez mandaban en el centro y, por inercia más que por convencimiento, los visitantes se iban arriba. Bien pronto se vio que Ikechi es todo velocidad y que iba a amargar la tarde a Alba y al central que salía al cruce por esa banda, Noguerol.  Del escocés fue la única del Cádiz en todo el partido, que la desperdició disparando muy desviado. 

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Pero antes de eso,  el Alba se asentaba: el buen trabajo (y kilómetros) de Miguel Núñez rendían sus frutos y se empezaba a merodear área de Aulestia con cierta frecuencia. Casi todo el caudal local en ataque venía por la banda izquierda. Calle gozó de dos disparos francos, en especial  uno tras servicio de Zurdo desde la izquierda que pareció más complicado empujar fuera que adentro. Rocha y Curto también probaron suerte pero Alulestia solventó su trabajo sin más sobresaltos. 

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Lesión de Tete

El veloz extremo del Alba, salvo un par de slaloms frenados en falta, había pasado bastante desapercibido. Al filo del descanso el pacense tuvo que abandonar el campo lesionado. Gómez dio entrada a Molina en la media punta, mandando a Curto a banda. 

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La segunda mitad aún más blanca

El receso no sentó bien al Cádiz. Además, aun conscientes de que esto dura 180 minutos, el Alba tenía que empujar y meter una marcha más. Curto, lejos de apagarse pegado a banda como en otras ocasiones, se asociaba con Molina y se empezaba a llegar también por banda derecha. Por fin el balón se mandaba al suelo y se tocaba, ahora incluso demasiado, en las inmediaciones de la frontal amarilla. La defensa gaditana sufre y los visitantes se consagran definitivamente a tareas de contención. Llegan las ocasiones: Calle y Molina se estorban en una llegada franca por el centro.

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Disparos muy peligrosos de Curto, fuera,  y Rocha, detenido en dos tiempos por Aulestia. El Alba fuerza tres saques de esquina consecutivos. De nuevo Rocha a punto de marcar con un disparo desde la derecha que se envenena y que Aulestia acierta a despejar con la yema de los dedos. El bagage visitante en ataque se reduce a alguna contra y a algún balón colgado, perfectamente controlado por Miguel. 

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El Partido moría con una llegada de Adriá por banda izquierda que consigue meterse hasta la cocina, pero fundido, apenas acierta a conectar el disparo.

En el lado negativo, para ganar un partido de fútbol son necesarias dos cosas: primera, generar ocasiones de gol. Y segunda: meterlas. El Alba va a tener un complicado partido en Cádiz por fallar en la segunda premisa. Y en el lado positivo, el Cádiz no pudo marcar en el Belmonte y afrontamos la vuelta con mejor resultado que frente al Orihuela. Un gol en Cádiz vale su peso en oro.

 

El del pito y sus amigos

Dirigieron el encuentro Pablo González Fuertes al silbato y sus colegas Miguel Prendes Ardura y César Ramos Domínguez a las banderitas, todos del comité asturiano. Me diréis exagerao, pero no me ha gustado ni un pelo (nunca mejor dicho).  Tenía ciertas esperanzas, alma de cántaro de mí, de que en los play offs nos mandasen algún silbador menos manta de lo habitual. Pues no. Y el motivo es sólo uno: es materialmente imposible.

Sólo un par de cosas por no extenderme mucho:   incomprensible cómo Camille ha podido acabar el partido sin amonestar , e incomprensible como se ha dejado tomar el pelo (de nuevo nunca mejor dicho) en dos de los tres cambios visitantes.