Qué fácil es hablar cuando se está fuera y que difíciles parece que se vuelven las cosas cuando se está dentro. Y es que no es lo mismo llamar que salir a abrir.

Eso deben pensar aquellos miembros de Bandera Blanca que tan ferozmente atacaron a la gestión de Ángel Contreras y que ahora, tras agarrarse al sillón con uñas y dientes, están haciendo mil y una tropelías en su afán por cambiar todo lo que huele al anterior Consejo de Administración, fuera bueno, malo o regular, porque eso parece que da exactamente lo mismo.

La transparencia que tanto cacareaban no existe por ningún lado. En el club mandan más los que no están que los que están y son muchos los que aparecen nuevos en escena sin que desde fuera se sepa verdaderamente cual es su papel.

Se ha eliminado gente con pocas explicaciones y se ha contratado otra que, curiosamente, es amigo; o simplemente no está ni contratada, trabaja por amor al arte, pero mandando más que los que tienen realmente la responsabilidad de hacerlo, o al menos así se la dieron los accionistas que les votaron en las elecciones celebradas el 6 de mayo, donde la opción Bandera Blanca superó por 150 votos a la opción empresarial, liderada por Candel.

A nivel deportivo se ha conseguido aligerar la plantilla de algunos de [.....]

[.....]  sus pesos más pesados, es decir, de jugadores con altas fichas, que además se han ido perdonando deuda.

Eso, sin duda, será bueno para conseguir la estabilidad económica necesaria, lo que, curiosamente, apenas tienen cuatro equipos de los 42 que forman la Liga de Fútbol Profesional; ¿por qué será?

Lo que no está tan claro es que deportivamente el camino elegido sea el idóneo y que la plantilla confeccionada pueda afrontar con garantías la temporada en una, cada vez, más exigente Segunda División.

Con esa sensación que hay en la calle de que la mayoría de los fichajes se han hecho por amiguismo o por el pago de favores, será el tiempo y, sobre todo, los resultados, los que dictarán sentencia. Que Dios nos pille confesados.

Publicado originalmente en La Tribuna de Albacete