Área Pequeña

Carlos Parra en la Junta General Extraordinaria de Accionistas del Albacete BalompiéEstimado Carlos Parra:

Si es usted lector asiduo de la página en la que, DM, se publicarán estas líneas, conocerá de la necesidad y la penuria que se pasa en el foro durante una semana sí y otra también. No diría yo que hace poco tiempo, y sí que me está empezando a parecer eterno, que entra uno en el foro durante los días de labor y se enreda en dimes y diretes, que si el Consejo de ahora, que si el Consejo de antes, un fichaje, una zancadilla, una argucia jurídica por aquí, un revolcón por allá.

En la última de feria, a Ubaldo le llegó la cornada, con dos trayectorias, que deja por rasguño a la que ha tenido a Cayetano Rivera en el dique seco del Rosario unos días. Pero el hijo de Paquirri, mediático y rosa, no ha dejado de recibir agasajos, que si unas flores, que si el doctor Masegosa sin faltarle esmero ni mimo que darle al nieto de Antonio Ordóñez. Y al pobre Ubaldo que no le llegaba un ramo, ni un mísero paparazzi que llevarse a la boca. Ante un diestro jurista, parecían pastueños y terciados unos actores (así llaman a los reclamantes los expertos en procesos) que a la postre han resultado ser miuras de los que causaban pánico en la postguerra. Y  sepa usted, señor Parra, que Ubaldo salió solo al centro del ruedo judicial, mandó a su cuadrilla taparse en el burladero, y brindó al sol. Pero ya se sabe también que meter pico y retrasar  muleta a veces no evita el percance, y la ventaja también lleva al hule de la enfermería. Ay Ubaldo, si no sabes torear, paqué te metes. Y desde el burladero, el de confianza le gritaba que no se cruzara demasiado, ole los toreros güenos, que mejor componerse de cara a la galería que echarle genitales, cruzarse, con la muleta y el pecho por delante, y cargar la suerte.

Por desgracia, como ya llevaba la cornada, no pudo Ubaldo sosegarse y [.....]

[....] dejar un volapié en el hoyo de las agujas. Cayó la estocada baja (creía él que voluntaria), y sonó un aviso del juez de plaza, diciendo que tal estoconazo era improcedente: ya en la enfermería le comunicaron al diestro que la herida había atravesado la femoral, y que la sutura más eficaz para cortar la hemorragia de dinero que salía de la arteria era coser por readmisión. Y no tuvo otra el matador que aceptar, casi in articulo mortis.

Pues, señor Parra, que ando aquí en este soliloquio de fútbol y toros, que me suele dar cuando visito la plaza que ahora quieren que se vaya a un pabellón multiusos, donde quizá medirán la duración de las faenas con el reloj de los 24 segundos, o anotarán el tanteo de orejas cortadas en el marcador electrónico, vaya usted a saber lo que se le ocurra a este alcalde, que a veces parece que ha perdido el oremus. Y después de la Feria parece que todavía no se ha ido el circo, o mejor todavía, el Teatro Chino. ¿Se acuerda usted del rijoso espectáculo de variedades que se colocaba en el mismísimo Pincho?. El destape, el humor zafio, la caspa de la época del landismo. Pues eso, entre circo y cabaré, lo que tenemos que ver alrededor de un equipo de fútbol que se viene muriendo desde hace no poco, y que nadie acierta a diagnosticar, menos aún a proponer cura.

Y digo yo, estimado Carlos, que usted sabe de qué pie cojea este enfermo. Ya me dirán algunos que estuvo usted en el Consejo del que vienen estos males. Yo no les echo cuentas, porque me parece que tiene usted ese punto de travieso simpático que vende mucho en esto del fútbol. Que no digo yo que sea bueno ni malo, pero me parece que usted va por derecho, de frente y sin meter el dichoso pico. Que a lo mejor nos sale un Piterman, pues será a lo peor. Pero ¿y si sale usted un Abramovich, leche? Que no habré dicho yo veces lo que pasó en esta ciudad cuando vino Stoichkov por primera vez; y la quinta del Buitre, y el mismísimo Paulo Futre. Que nos quieren vender muchas milongas, los que dicen que somos de Segunda por decreto y gracias, y que a este campo van los que tienen que ir. Porque si no me fallan las neuronas, estuvimos a pique de jugar la UEFA, y si no llega a ser por alguno de negro a lo mejor lo hubieran visto estos ojos. Y porque nos paseamos con mucha dignidad, no hace tanto, por el Bernabéu, que entonces era galaxia, y Parri les sentó de culo; y tuvo que ser uno que le decián Zinedín o no sé qué el que impidió que nos lleváramos un empate de allí.

Lo dicho, señor Parra, que puede que me equivoque, pero me parece que alguien como usted le puede hacer bien a este enfermo. Piénseselo, llame a las puertas que haya que llamar y véngase usted de la capital, que ya verá lo a gusto que se vive en estos llanos; solo con ser un poco más vivaz que Ubaldo, un poco más audaz que Panadero, un poco más eficaz que Rebenaque, y un poco más capaz que cualquiera de ellos, ya lleva casi todo ganado. Sólo le queda convencer a las “vacas sagradas”; y para las relaciones públicas, usted es un hacha. Ánimo, hombre, haga el paseíllo.