El Drama

En tan sólo una semana todos los susurros se han tornado gritos. El Alba ha pasado ya la frontera de las Quique Hernández no encuentra las solucionesdudas razonables. Dramática podría considerarse la situación que vive nuestro casi septuagenario club que sufre o mejor dicho, padece, una de las páginas más oscuras de toda su historia.

La derrota en San Sebastián a principio de temporada podría calificarse, en otras circunstancias, como normal; sin embargo, el equipo de la Avenida de la Estación se ha instalado en una urgencia que convierte cada partido en algo más que una final y, lo peor de todo, es que cada jornada que permanezca sumido en la ansiedad de los puntos hara que esa urgencia pese como una losa sobre jugadores y afición.

Hablando de losas, el consejo de administración de la entidad se niega a darle a una de esas la forma de "lápida" y escribir en ella los nombres de los tres máximos responsables del desaguisado, quizá porque esto sería algo así como reconocer el total fracaso de un proyecto deportivo manejado desde el principio de forma y manera cuasi amateur; sin embargo, más valdría que nos dejaramos de "tonterías" y, antes de que fuera demasiado tarde se finiquitara de una vez por todas esta cuesta abajo suicida que parece no tener freno.

De poco valen las condecoraciones que [.....]

[.....] el ahora Manager General se autoimpone por batallitas de hace tiempo; poca credibilidad aportan también las llamadas al "trabajo, trabajo, trabajo" de un técnico que ya no tiene ni confianza en lo que el mismo hace y carece por completo de recursos tanto propios como ajenos; por último, para que hablar del vergonzoso silencio público matenido por un vicepresidente deportivo que se metió en tareas para las que no contaba ni con la experiencia ni con las aptitudes necesarias y,  tampoco, con ese "saber estar" que un puesto de ese nivel requiere.

En fin, que aunque en su caja fuerte haya telarañas, es evidente que el Alba deberá invertir para apuntalar un equipo con excesivas fisuras y nula planificación. Se desconoce el tratamiento de choque que para curar al enfermo sacará de su chistera Ubaldo González, pero sería bueno que hiciera un ejercicio de humildad y consenso para requerir sin vergüenzas ni complejos, la ayuda de quienes en tiempos pretéritos ya navegaron en tormentas similares y, también, de todos aquellos que esten dispuestos a remar en la mejor dirección para el Alba. Lo que queda claro, vistos los resultados, y sin querer ser ventajista, es que no sería nada aconsejable dar a ninguno de los tres responsables deportivos actuales la potestad de escoger los fichajes y tampoco la de seguir un día más dentro de la entidad.

La estabilidad se consigue primero desde el terreno de juego; la otra ya llegará.