Autodestrucción

El Cartagena se llevó los tres puntos en juego del Belmonte al derrotar al Alba por cero tantos a dos. En un partido feo, trabado y equilibrado, los visitantes sacaron petróleo de la endeblez defensiva local y aprovecharon dos jugadas a balón parado para llevarse una victoria que puede resultar fundamental para la definición de los puestos de arriba.

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Cuesta definir. El Alba pagó cara su endeblez defensiva.... y su nulo acierto.

El once, comentado.

El Alba está sin bandas, Adriá recién operado y Tete con una rotura. Y lo acusa. Además, Alba cumplía sanción por acumulación. Gómez solventó la papeleta alineando a Carlos, que no tuvo su día, en el lateral y desplazando a Rocha, desubicado y expulsado, en banda. Campos tuvo poco trabajo. Santamaría, Noguerol y Zurdo completaron una línea defensiva que hizo aguas a balón parado. Nuñez, hizo veinte kilómetros, y Candela, demasiadas pérdidas, formaban el centro del campo. Curto no entró en juego lo que en él es habitual. Molina y Calle estuvieron activos pero bien vigilados, en especial el madrileño.

 

Tensión

El día era helador, desapacible. El Cartagena manejaba la pelota de inicio pero era el Alba quien daba al menos dos avisos antes del cuarto de hora, uno de Calle y otro, especialmente claro, de Curto. Juego tosco, presión y poca fluidez, pero aunque el partido era feote no es menos cierto que resultaba emocionante. No tardó en entrar en escena el que faltaba, Abraham Abad Esteban, un indocumentado con un silbato que decidió desplegar su repertorio a la primera ocasión que tuvo. Ya había enseñado cinco tarjetas, eramos conscientes de que era poco menos que imposible que acabasen los veintidós a ese ritmo, cuando Nicolás Raimondi perdió la cabeza y en un saque lateral de falta arreó un mamporro a Calle de los que se ven desde la terraza de El Corte Inglés.  El uruguayo dejaba a su equipo con diez, no sin antes encararse encima con Campos, con la grada y hasta con la policía. A todo esto, Abraham que estaba en su salsa, manda repetir el lanzamiento de falta del Cartagena. Espeluznante, tanto el uruguayo como el valenciano.

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Mal vamos

Sí, mal vamos mientras se castigue igual tocar el balón con el hombro y hacerle alguna observación a SAR el árbitro que soltarle un guantazo al prójimo en plena cara. Dejar algo a la interpretación de un individuo con menos criterio que mi periquito no puede acarrear más que problemas. Rocha a la calle. El Alba acusó mucho más la falta del extremeño que el Cartagena la de Urtain. Por cierto, que me gustaría saber que le dijo el bueno de Rocha a Su Excelentísima. Por curiosidad.

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Pese a que todo esto es cierto, cuando lo cuentas parece que queda cierto regusto llorica si te rematan todas y cada una de las faltas y saques de esquina, y con peligro, muchos de ellos incluso por partida doble.  Y si se va viendo venir, hasta que un central rival te la encaja desde el área pequeña y dándole con la tibia en el primer remate visitante entre los tres palos. 

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A remar

No encaró mal el Alba la reanudación, merodeando el área de Víctor con relativa frecuencia y embotellando por fases al Cartagena en su campo. Un regalo debe ser poco porque en otro balón parado Arcas, otro defensa, te la vuelve a clavar desde el área pequeña tras acomodársela y todo en el segundo disparo a puerta visitante: el Cartagena sacaba petróleo. 

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No es que no hubiese tiempo para más, ni que ni hubiese más opciones pero si nos cuesta hacer uno, no hablemos ya de dos: nadie creía ya ni tan siquiera en acortar el marcador. Ni la entrada de Piojo y Martins, Gómez dejó la tercera sustitución en el tintero, tuvieron efecto positivo alguno. Parece que los partidos en casa pesan como una losa. Se antojan ya demasiados los puntos que se están escapando del Belmonte, la mayoría por deméritos propios. Puntos que habría que amarrar a toda costa porque van a tener una importancia capital al final. 

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El del pito y sus amigos.

Hemos tenido hoy con nosotros a Abraham Abad Esteban, al pito, y a Daniel Perea Parres y Martín Almendros Zafra a las banderas, todos ellos del eminente Comité Valenciano. Una banda de mentecatos. Abraham es malo. Pero no un poco, no: hasta decir basta. Mal colocado, chulo, provocador y farfollas. Y mentiroso, porque la mitad de cosas que escribe en el acta son mentiras (y a la TV me remito). De verdad que ya no se que más se puede decir de estas bandas de cuatreros que no se haya dicho ya.  Por innovar, trato de ponerme en el caso de que este mangante fuese mi hijo. O mi hermano. O mi primo. Pues bien, he llegado a la conclusión que la colleja que le iba a meter se iba a escuchar en Cuenca. Con claridad.

Dentro del fauna arbitral, ya sabéis que los que frecuentan las redes sociales me gustan especialmente. También sabréis que llevo la vida tratando de que Lizondo me agregue como amigo en facebook, pero sin éxito. Pues bien, lo estoy intentando también con Abraham porque es un tío serio, que promete, con futuro en esto del arbitraje y con una foto de perfil que me mola un montón.