Reflexiones después de la Navidad

Palco del Albacete Balompié S.A.D.Pues que el enfermo sigue mejorando pero no lo suficiente para sacarlo de la UVI en la que entró nada más empezar el campeonato de Liga. Viendo por televisión el gol que nos marcó el Eibar el pasado sábado uno se hace muchas preguntas, siendo la principal ¿Cómo puede haber una cagada tan colectiva… una acción en la que fallen tantos jugadores al mismo tiempo? Y sobre todo ¿Qué tiene que hacer este equipo para macar un gol? Porque le metimos dos al Castellón, pero si nos juntamos los de la peña, once amigos, la mitad con barriga y la otra mitad asfixiados por el tabaco, seguramente también le metemos dos al peor equipo que ha pasado esta temporada por el Belmonte.

Como ya se ha dicho en otras ocasiones, toda esta situación deportiva no es una cuestión de mala suerte, de rachas o de que nos haya mirado un tuerto. Esto, simple y llanamente, es consecuencia de una mala planificación deportiva y curiosamente, los que hace un año pedían cabezas por mucho menos ahora son incapaces ni de lanzar una reprimenda. Resulta patético escuchar las declaraciones de Quique Hernández, siempre diciendo lo mismo, claro que como es el único que habla de los máximos responsables… tampoco se le pueden pedir peras al olmo.

Lo peor de todo es la sensación que dejó la última Junta de Accionistas. Si resulta que este Consejo, presidido por Ubaldo González, dirigido por Gonzalo Panadero y controlado por Luis María García Guerrero, está [.....]

[.....] recibiendo numerosas críticas de parte de todos los sectores del accionariado (así lo manifestaron unos y otros en las habituales reuniones pre-Junta) pero luego van y votan a todo que “SI”, pues apaga y vamonos. Sólo saco dos conclusiones. La primera es que a la gran mayoría de los accionistas mayoritarios les importa un pimiento el Albacete y que sólo están ahí para su vanagloria y orgullo personal. La segunda es que se parece haber optado por la solución más drástica, “que se estrellen y ya montaremos un club nuevo”. Sinceramente esas son las sensaciones que saco tras la nueva patochada accionarial que vivimos en el Paraninfo antes de acabar el año.

Los periodistas hasta las narices del despotismo ilustrado de los que se creen dueños del cortijo y a los que alguien debía recordarles que son meros administradores. El presidente anunciado las medidas tomadas por este Consejo, con varias omisiones, como la de “pasar” de Julián Rubio o la de pagar al nuevo director deportivo más que al anterior. Vaya, eso se le olvido al bueno de Ubaldo, al que ni mentir se le da bien y que está dando la imagen de ser una pobre marioneta que ni se entera de la misa la mitad ni parece tener intención de enterarse. Él, con eso de asistir a las reuniones de la Liga a ofrecer su despacho de abogados y proponer soplapolleces, parece que ya está satisfecho. Y lo más espectacular, ver a Rafael Candel poner a caer de un burro al presidente Ubaldo y cuando le van a contestar… “me voy que me hago pis”. Pa’vernos matao

Deportivamente la cosa todavía parece tener solución. La competición está tan devaluada (la igualdad es máxima por la falta de calidad de las plantillas, no por lo contrario) que a poco que haga el Alba saldrá de los puestos de descenso. Pero de todas formas las jornadas siguen pasando y estamos ahí abajo, a la espera de que el mercado de invierno nos traiga los esperados refuerzos, como el argentino Alustiza, un suplente de la Primera División B. Menos mal que a Máximo Hernández le sobraban los extranjeros porque tenía una libreta con 200 nombres de jugadores nacionales. Lo que pasa es que la libreta debió dejársela en Soria y, claro, pues a fichar por vídeo, que es lo único que nos queda. Vamos, que ni Antonio López Alfaro lo hacía tan descarado.
Por cierto que el vicepresidente deportivo dijo en la Junta que toda la responsabilidad en la faceta deportiva era de Máximo Hernández. Entonces… que pinta Gonzalo Panadero en el Albacete… y lo más alucinante, como puede decir que trabaja 14 horas en el club si resulta que ni pincha ni corta, que todo el trabajo lo hace Máximo Hernández.