El Alba venció por dos tantos a cero ante de CD Lugo en encuentro de la décima jornada del campeonato con dos partes bien diferenciadas donde el Alba fue mejor en la primera y tuvo que trabajar y sufrir para amarrar los tres puntos en la segunda. Rubén Cruz fue el autor de ambos goles, el segundo de ellos de penalti y en el descuento.

Retorno al buen camino. Los jugadores celebran tres puntos muy trabajados.

El once de Sampe

Bajas (Samu y Carmona), sanciones (Paredes) y decisiones técnicas (Pulido y Mario Ortiz) condicionaban el equipo que alineó de inicio Luis César. Juan Carlos bajo palos, Córcoles, Gonzalo, Agus y Antoñito en defensa, doble pivote para Edu Ramos y Núñez, César por derecha, Jason por izquierda con Portu de enganche y Rubén Cruz como hombre más adelantado.

El Alba con la chiquillería de turno

Imprecisiones

Llevaba la manija el Alba, sin conseguir meter mucha presión arriba, y andaba cómodo el Lugo que gusta de sacar la pelota sobada desde atrás, como ordena Sampedro a los suyos. El partido estaba cansino. Al nulo ritmo del encuentro contribuía lo suyo Valentín el del silbato: si os digo que sopló casi 50 veces por el aparatito en el partido no estoy exagerando ni un poco. Imposible jugar dos minutos seguidos.

Además, las imprecisiones eran frecuentes en ambos bandos. De hecho, el encuentro se decidió por fallos del contrario más que por aciertos propios: el Alba aprovechó los del Lugo, los gallegos por fortuna no sacaron fruto de los nuestros.

Corcoles debutó con la camiseta del Alba: suplía al sancionado Javi Paredes.

La merienda de José Juan

Dos claras había tenido el Alba fruto de dos errores defensivos gallegos, una de Portu que no sé como la echó fuera con toda la portería para él y un despeje de la defensa lucense de un centro de César Díaz que se fue al palo. Por parte visitante, y fruto de una pérdida en la salida, Jonathan Pereira tuvo un mano a mano con Juan Carlos que el cancerbero neutralizó bien. El del banderín anuló por fuera de juego pero a mí en el campo no me lo pareció.

En esas estábamos cuando José Juan se tragó un centro de César Díaz desde la derecha. Rubén Cruz, que seguía la jugada con toda la fe del mundo, cabeceó a placer haciendo el primero. De ahí al final, lo más reseñable los dos minutos de añadido que se sacó Valentín de la chistera.

El primero de Rubén Cruz.

Manda el Lugo

Salió más ambicioso el equipo de Milla en la segunda mitad mientras que el Alba esperaba algo más retrasado, quizá demasiado, a la espera de una contra. Y, otra vez, lo más peligroso de los gallegos tenía su origen en renuncios locales. De Coz disparó con peligro, Caballero se plantó solo ante Juan Carlos y su disparo se marchó ligeramente desviado y Pereira cabeceaba mal ante el meta blanco más solo que la una. Lo estaba pasando mal el Alba.

Otro que hizo kilómetros en ataque y ayudó en defensa: César Díaz.

Con las fuerzas justas

Y fue precisamente cuando las fuerzas empezaron a escasear cuando el Alba se sacudió el dominio visitante. Portu, impresionante el despliegue de este muchacho, y César Díaz volvían a en aprietos a la defensa visitante. Y nuevamente tras una pérdida de Carlos Pita, César Díaz pone un centro preciso a Rubén Cruz que es derribado por Carlos Hernández cuando se aprestaba a cabecear a placer. El penalti, ya en tiempo añadido (cinco minutos esta vez, que con los dos de la primera hacen siete), lo aprovecha el utrerano para hacer el segundo tanto del Alba como de su cuenta particular y liquidar el choque ya en tiempo de descuento.

Rubén se sacó la espina de Pamplona y liquidó el partido en el descuento.

El del pito y sus amigos

Hemos tenido hoy el increíble placer de tener entre nosotros a Valentín Pizarro Gómez al pito y a sus amigos Antonio José Carreño García – Bernalt y Gonzalo García González a las banderitas, todos ellos del celebérrimo comité madrileño. Valentín es malo como él solo. Pero mucho, mucho, mucho. Lamentable hasta el punto de competir de tú a tú en penosidad con Munuera o/y con Figueroa. Chulo para el manejo del choque, cagao para echar a la calle a un tío que maneja los codos en cada salto pese a hacer sangrar a un contrario estando ya amonestado , incompetente para expulsar a un jugador por derribar a otro que se apresta a rematar más solo que la una en el área pequeña e incapaz de apreciar lances del juego que controla mi vecino de asiento, un nene de seis años. Y para colmo, estoy por asegurar que listo en exceso tampoco debe ser. Transcribo literalmente lo que ha escrito en el acta. Incidencias: En el minuto 83 le comuniqué al delegado de campo que retirara a los recogepelotas debido a que estos no estaban realizando correctamente sus funciones. Acojonante.

Valentín y sus secuaces: sin palabras.