Hace algunas semanas, las lesiones simultaneas de Xavi Jiménez y Marco Navas, unidas a alguna que otra sanción que obligó a recomponer la línea defensiva del equipo, habían posibilitado la entrada en el once de jugadores como Ritchie y Alberto y obligado a JIM a diseñar una disposición táctica adaptada a lo que había disponible. Para salir del paso. Pero, sorpresa, al equipo le ha sentado muy bien el cambio. En mi opinión son fundamentales las salidas de Begoña del doble pivote y de Tarantino del centro de la defensa. Se ha ganado enormemente en consistencia en el centro del campo, aun a costa de sacrificar casi por completo la banda derecha, y se ha apuntalado, sobre todo en el juego aéreo, la zaga.
En estas estamos cuando le toca rendir visita al Belmonte al Salamanca, líder de la categoría, a la vez que el equipo empieza a recuperar efectivos porque Xavi ya se encuentra en disposición de jugar. A JIM se le presenta la disyuntiva de continuar con los hombres y el sistema que le ha dado a su equipo 8 de 12 puntos posibles o de volver al esquema de principio de temporada jugando con un hombre específico en banda derecha de inicio. Pese a consideraciones como el descoloque de Carlos Merino, más que comentado ya, se elige la primera opción: Diego Costa, cumplida su sanción, es la única novedad con respecto al equipo que presentamos en Elche.
El encuentro respondió a las expectativas: muy intenso, entretenido para la parroquia, con alternativas en juego y marcador, polémica, broncas al del pito y rifirafes entre los contendientes. El Salamanca, Quique Martín y Dañobeitia son el alma de este equipo, se encargó de golpear primero a la salida de un corner en el que la defensa y Jonathan no anduvieron listos. Corría el minuto nueve y Pelegrin cabeceaba a placer desde el área pequeña. (Imagen: La Tribuna).
Los charros acumulaban efectivos en la zona ancha planteando en medio campo una guerra de guerrillas. Verza se iba al suelo en cuento la recibía, Bustos era el encargado de ello y quedó impune. Muy pocas eran las veces que el balón pasaba jugado con limpieza por los centrocampistas de ambos equipos. Pero como a Lizondo le daba igual, pues al lío. El colmo: una entrada por detrás y sin balón de Gañán a Jaime en el centro del campo que el torpe de Lizondo ni vio. Sea como fuere, el Alba comenzaba a imponerse con Alberto (en la imagen de La Verdad) y Ritchie omnipresentes.
Algo a apuntar en nuestras asignaturas pendientes: la candidez con la que desperdiciamos, una tras otra, las jugadas a balón parado de las que disponemos. No generamos ni el más mínimo desconcierto ni inquietud en el rival porque no somos capaces de poner, y digo solo poner, un balón peligroso. Valioso recurso que valdría la pena trabajar.
Y fruto del mayor empuje local llegó el empate obra de Jaime (Imagen: Gente), tras pinchar un balón que bajaba a plomo merced a un centro en el que Begoña le pega medio con la uña. El resto de la primera mitad fue blanca con el Salamanca afanándose en las denominadas faltas tácticas, puesto que el capitulo de la amonestación por reiteración no figura en el manual del Sr. Lizondo. Eso sí, tiempo le faltó para hacer lo propio con Jaime y Costa por sendas faltas sobre Dañobeitia y Bustos. El porqué ni lo se ni quiero saberlo.
Hablando de Costa, el brasileño cazó un despeje largo de la defensa, controló de forma inverosímil y tras una galopada se plantó en el área visitante donde ante la acometida de Botelho prefirió irse al suelo antes que intentar seguir. Lizondo acertó, pero porque no lo vio: andaba entonces cruzando la divisoria merced a un espeluznante sprint que protagonizó y que aun perdura grabado en mi retina.
La segunda parte empezó como la primera. O mejor: con Costa poniendo en jaque a la defensa rival pero esta vez con más éxito. El brasileño viene a recibir un saque de banda, se marcha hasta de tres rivales ganando la línea de fondo y pone atrás un balón de oro a Alberto que fusila el 2 a 1. Si bien en el campo nadie dijo ni mu, a la vista de las imágenes de televisión los charros reclaman que en la jugada el balón ha traspasado la línea de fondo antes de que Costa de el pase de la muerte. Pues ni por esas, porque el balón no sale totalmente como esas mismas imágenes muestran. Por cierto, Lizondo acertó, pero porque no lo vio: andaba situado en el pico contrario del área totalmente libre de marca esperando un saque de banda en largo. En la imagen de Gente Alberto celebra su primer tanto con la camiseta del Alba.
Los siguientes minutos fueron los mejores del Salamanca, a mi gusto. Cuando sintieron la necesidad, se olvidaron de las patadas y se decidieron por fin a jugar mostrando la ambición que se le supone a un líder. Sea como fuere, el peligro solo nos llegaba a balón parado, Jonathan sacó una mano espectacular evitando el empate a la salida de un corner (Imagen: Gente), y no fueron ni una ni dos las veces en que tuvieron que recular y jugar con su guardameta Alberto ante nuestra buena presión. El partido estaba más para nosotros que para ellos.
Está bien que JIM y sus jugadores recen antes de saltar al campo. Igual nos viene hasta bien. Pero de lo del buen samaritano, de lo de poner la otra mejilla hay que olvidarse. O por lo menos, limitarse a practicarlo una sola vez por encuentro. Porque tras recuperarse de la bofetada del 0-1, el empate visitante llegó en otro regalo defensivo que nace de Pablo Gil, continúa en Trotta y finaliza con un esguince de cintura de Begoña alarmante. Miku, un berzotas de categoría, lo celebra pateando banderines y pinchando al graderío. Demostrado queda que cualquier equipo tiene jugadores la misma categoría que nuestro denostado Diego Costa, por mucho que se quejen. Incluyan en el lote al tuercebotas de David Catalá. De la misma categoría en maneras, digo, porque a la futbolística no se le aproximan ni con la play.
Faltaban 10 minutos, descuento incluido, que transcurrieron nuevamente entre faltas, barullos y la expulsión de Gañán, que además de ser un sensible que no soporta una falta debió irse a la calle por cazar a conciencia a Jaime mucho antes. Allí estaba el gran Lizondo (muy aficionado a la física cuántica) para, cronómetro atómico en mano, dar por acabado el partido sin dejar transcurrir una diezmillonesima de milisegundo más de juego cuando el Alba se disponía a lanzar un corner. Que no es que esté mal, pero que demuestra por enésima vez que cualquier cosa que se deja a criterio arbitral acaba generando polémica por su incapacidad manifiesta de interpretar las normas. Los hay que descuentan sobre el descuento del descuento del descuento.... y los hay que, después de pasarse la segunda parte diciendo que paraba el crono, pita antes de tiempo. Lizondo, que es un artista en esto, seleccionó la segunda opción para concluir su show de ayer.
Bien: Costa. El brasileño es un jugador espectacular: juega a un nivel superior a los otros veintiuno
Costa reclama a Lizondo. Le dio igual.
Mal: Blanditos en defensa.Si concedemos dos goles por partido, mal lo vamos a tener. Hay que empezar la casa por el tejado, o en este caso el equipo por la defensa.
El del pito: Lizondo Cortés. Estoy convencido que mi hijo de ocho años lo hace mejor que el papanatas este. Acertó con las dos jugadas más problemáticas del encuentro porque estaba situado a 50 metros de ambas.
Peña con lo mejorcito del partido de ayer: Lizondo, sus amigos y Gañán. Para enmarcarla, Carlitos.