Nuevas caras, viejas formas

Ubaldo González Garrote en una anterior Junta General de Accionistas¿Cómo es posible que una sociedad que gestiona un balance con 12 millones de euros de activo, con un presupuesto de gastos de siete millones y con 1.2 millones de capital social esté administrada por un consejo de administración basado en la mediocridad, las malas formas y una prepotencia con fundamento en la nada? ¿Cómo un jurista del montón se deja comer su terreno por un accionista que no alcanza la mayoría de edad, cómo expresidentes y exconsejeros dejan con las vergüenzas al aire a un Consejo de Administración que entró con apariencia de interinidad y que, según todos los indicios, se ha hecho con el poder accionarial y no tiene visos de decir “misión cumplida” e irse con la música a otra parte?

Son éstas sólo algunas preguntas que surgen a vuela pluma tras asistir a una más de las pantomimas en las que se ha convertido lo que debería ser una rendición de cuentas transparente ante los dueños de la sociedad llamada Albacete Balompié.

Una sucesión de ocurrencias sin demasiado fundamento por parte de la mesa, que se iniciaban cantando las excelencias de un año que, en lo futbolístico, vio a un equipo hundido hasta el último domingo, y que en el colmo del triunfalismo, se presentó en un vídeo casero como si fuera el Brasil del 70 o, cuando menos, como si la permanencia por los pelos fuera una plaza de Champions. Continuó el presidente contando logros tales como la cantidad de tarjetas amarillas recurridas y anuladas, o la consideración que se tiene en este club hacia los jugadores solteros, a los que les evita el gasto de la comida del domingo en que se juega de local. No preocupa, a lo que se ve, que la deuda de la entidad supere a la masa de activo en dos millones de euros, o que haya desajustes tales como que, pagando más nóminas que el año anterior, se cotice menos a la Seguridad Social.

Sin demasiado sobresalto se aprobaron las cuentas y el presupuesto, ya que la mesa tenía en su poder unas 4500 acciones, entre propias y delegadas. Cuántas corresponden a uno u otro concepto permanece siendo un misterio, ya que la mesa no tuvo a bien ofrecer esa información a los accionistas Parra y Contreras, personados en el club días atrás, ni ha considerado oportuno hacerlo ante el máximo órgano societario en la mañana de hoy.

La designación de un nuevo consejero trajo un breve debate, cortado una vez más por la mesa. Es decir, que durante la discusión de las cuentas y el presupuesto no se podía hablar de otra cosa, salvo de las continuas andanadas que el presidente y el nuevo hombre fuerte del Consejo (ratificado hoy) lanzaban sobre el anterior equipo. Todo posible debate quedaba aplazado a un raquítico turno de preguntas que no empezaría antes de las tres de la tarde de un domingo. Tal vez debería tener presente el ¿equipo? gestor de Ubaldo González que, convocando a las once de la mañana una Junta con cuatro votaciones previstas, con su correspondiente recuento, todo viso de transparencia y de debate es tan ficticio como cobarde.

El punto más caliente, sin duda, era el que presumiblemente quería obtener de la Junta la aprobación para tomar medidas en el “caso Ferrando”. No muchos accionistas tenían claro por qué se había introducido en el orden del día un aspecto que parecía claramente competencia del Consejo, y ante el que la Junta poco tenía que decir. Hasta que se descubrió el pastel, que no era otro que colar “de rondón” una autorización diferida para ejercitar la acción de responsabilidad societaria contra Contreras y los suyos. Raro asunto, que huele mal; contratos que supuestamente no aparecen, abogados que representan intereses diversos, indemnizaciones que parecen desorbitadas. Pero ni un documento. García Palazón advirtió, no sin razón, que sin ver el presunto contrato no se podía condicionar a la Junta a votar en un sentido u otro. El exvicepresidente García Navarro incidió en la falta de información, en las acusaciones veladas que se hacían sobre Contreras y los suyos, e invitó a la reflexión sobre el número de accionistas presentes en la sala a los que habría conseguido convencer de cuentas, presupuesto y otros, teniendo en cuenta que el número de acciones favorables al consejo venía a coincidir plenamente con el número de títulos con que la mesa anunció que contaba a principio de la Junta. No es mala reflexión para aquellos que se llenaron la boca de llamamientos a un modelo democrático de club, basado en el respeto y en la consideración a todos. Hoy, acciones en poder de la mesa: cuatro mil y pico; acciones favorables al Consejo en las votaciones: cuatro mil y pico. O sea, los ex – pequeños accionistas que hacen de aprendiz de brujo, mimetizando a los clásicos Candel o Palazón. Finalmente, cuatro mil y pico acciones autorizan al consejo a exigir responsabilidades a Contreras. Los Banderas acusaban a anteriores consejos de gobernar de espaldas a la masa accionarial. Hoy, después de darles a cuatro mil abonados la consideración de accionistas (pan y toros) y no resolver más que por cuatro mil euros la amenaza de la causa de disolución, se dieron el gustazo de derrotar a Palazón, a Contreras y al “ogro” Parra al más puro estilo del “ordeno y mando” o, parafraseando al ratificado García Guerrero “porque lo digo yo”.

Malas formas y prepotencia que llegaron al clímax cuando se permitieron ningunear al joven accionista Ángel Floro, que se “estrenó” en Junta con más aplomo y argumentos que muchos de los veteranos y, de largo, dio una lección de clase y preparación a la propia mesa. No tuvo más ocurrencia Ubaldo que replicarle “pues sí que viene usted bien preparado”, constatando que el joven interviniente les sobrepasaba, probablemente, con sus estudios de Bachiller, en muchas cosas. Por lo menos no utilizó los desaforados gritos del recién ratificado Luis María, al que habrá que bajarle los humos porque muchos de los que allí estaban presentan una hoja de servicios al Albacete infinitamente más amplia que la suya.

No se podía ir Ubaldo sin su reproche a la Prensa. Un clásico, sin duda, desde que León Herrera fustiga con la web inspirada en el “1984” orwelliano a los informadores deportivos locales. Como siempre, con medias palabras, con insidias, con acusaciones veladas, como durante toda la Junta, hizo que José Luis Royo tuviera que intervenir para defender la libertad y la independencia de los medios, ante la acusación que Ubaldo le hizo de connivencia con el anterior Consejo. Es sabido que, desde la web oficial se ha llegado a llamar “enemigos del club”a los periodistas, a la vez que difundía insinuaciones sobre la vida privada de algunos de ellos.

En fin, que, si Dios o una poco previsible moción de censura no lo remedian, en diciembre de 2009 volveremos a verles las caras a los mismos. Por el bien del querido Albacete Balompié, esperemos no tenerlos mucho por los medios. Como moderadores, nefastos; como comunicadores, lamentables; como gestores, mediocres tirando a malos. Y el premio a las buenas formas, este año tampoco se lo llevan.