Así de simple. Ni un detalle merece la pena rescatar del partido que disputó el Alba frente a Las Palmas. Desde el minuto dos, cuando se adelantaron los locales merced a una concesión defensiva marca de la casa, hasta el 90 el equipo deambuló por el campo mientras los canarios se imponían con una facilidad sonrojante. No queda más que olvidar, descansar y tratar de enmendar la plana. ¿Qué sería de nosotros sin Costa y Kitoko?
Debutante. Ortuño trata de llevarse el balón ante un contrario (Imagen: La Tribuna)
Fruto de sus amonestaciones frente a la Real, JIM no podía contar con Kitoko ni con Costa en el encuentro que cerraba el año. Bajas sensibles, como luego quedaría bien patente. La quiniela en esta ocasión era sencilla: Belencoso entraría como delantero centro y Begoña por delante de la defensa. Lo del delantero, hasta merecido: el bueno de Belencoso no había hecho sino disputar un puñado de minutos en algunos encuentros aprovechando los de Eibar para dar un punto a su equipo. Lo del mediocentro parece más un mal empecinamiento que otra cosa, máxime con una plantilla que si algo tiene en nómina son centrocampistas.
El partido del Alba fue horroroso: un coladero por el centro, la nulidad personificada en la línea de creación, ni una sola llegada a zona de ataque y cero en remates a puerta. La imagen en el Insular fue rastrera, ni siquiera llegó a mediocre. Lo peor que recuerdo en bastante tiempo. Mal situados en el campo, adelantando la defensa en línea en busca del fuera de juego peor que mi hijo en el patio del colegio, atascados. Y sin capacidad alguna de reacción porque Nauzet puso por delante a Las Palmas ya en el minuto dos con la colaboración de nuestra parsimoniosa zaga. Solo Belencoso corría y corría tratando de ejercer algo de presión en un esfuerzo tan elogiable como baldío y Cabrero evitaba en un par de ocasiones el segundo (en la imagen de Gente).
Segundo que llegó cuando Marcos Marquez transformó un penalti, cometido por Jaime, que hasta yo habría pitado y que prácticamente cerraba el partido si es que no estaba ya bastante cerrado. Las mínimas esperanzas de los más ilusos del lugar de que el Alba pudiese, al menos, presentar algo de batalla en la segunda mitad se diluyeron tan pronto como se reanudó el encuentro. Los locales anotaron el tercero (Imagen: Gente) y la grada acompañaba con oles la corrida. Hasta el final solo reseñar el debut con el primer equipo de Alfredo Ortuño y que Cabrero volvió a sacar el cuarto un par de veces más.
No puedo dejar de mencionar a Lizondo Cortés, árbitro malo donde los haya. Reseñaban los comentaristas de televisión que Lizondo siempre tiene un mal día cuando pita al Alba. No es así. Lo cierto es que nosotros solo vemos a Lizondo (a dios gracias) cuando pita al Alba, pero es igual de malo siempre. Os invito a comprobar mi teoría con el sencillo ejercicio de ver un encuantro dirigido por Lizondo en el que no entremos en juego. Ya veréis.
Bien, pues en un partido que no tuvo nada, pero nada de nada, enseñó la friolera de 11 amarillas!!!. Al margen de que sigue el juego desde el salón de su casa y su curioso criterio en la señalización de faltas, lo mejor de la tarde es la expulsión de Jaime supongo que por tocar el balón con la mano y que, si os queréis reir un rato, es conveniente que veais. Afortunadamente, el recurso por la amonestación debe estar más que ganado. En la imagen (Gente) JIM dialoga con el extremo al abandonar el campo
Bien, pues en un partido que no tuvo nada, pero nada de nada, enseñó la friolera de 11 amarillas!!!. Al margen de que sigue el juego desde el salón de su casa y su curioso criterio en la señalización de faltas, lo mejor de la tarde es la expulsión de Jaime supongo que por tocar el balón con la mano y que, si os queréis reir un rato, es conveniente que veais. Afortunadamente, el recurso por la amonestación debe estar más que ganado. En la imagen (Gente) JIM dialoga con el extremo al abandonar el campo
Bien: nada. Destacar si acaso que Cabrero nos evitó llenar el saco con alguno que otro más.
Mal: todo, desde el primero al último. Urge propósito de enmienda, que ya son unas cuantas jornadas flojas.
El del pito: Lizondo Cortés. Dentro de un colectivo donde lo normal es no tener ni puñetera idea, este tío es el estandarte. Lo que más me duele de todo es decir que no influyó, señal inequívoca de lo mal que estuvimos nosotros.
Mal: todo, desde el primero al último. Urge propósito de enmienda, que ya son unas cuantas jornadas flojas.
El del pito: Lizondo Cortés. Dentro de un colectivo donde lo normal es no tener ni puñetera idea, este tío es el estandarte. Lo que más me duele de todo es decir que no influyó, señal inequívoca de lo mal que estuvimos nosotros.