Con una nueva probatura de esas que solo JIM parece entender, después de tirar por la borda la primera mitad y tras ir a remolque en el marcador, Diego Costa evitó que los tres puntos se fuesen a Zaragoza transformando un penalti cometido sobre Carlos Merino en el 85'. El Zaragoza, que fue superior en la primera mitad pero creó todo el peligro a la contra en la segunda, no supo cerrar el partido cuando se le presentó la ocasión y tuvo que dar por bueno el punto que se lleva del Carlos Belmonte.

La primera vez, con el cuento del acertijo, fue hasta gracioso. La segunda ya no había chiste ni factor sorpresa. Pero lo de ayer si que no me hizo ni puñetera gracia. JIM opuso de inicio al Zaragoza un once incomprensible a los profanos. Y digo a los profanos porque solo él y algún otro erudito entiendieron qué es lo que pretendía. O eso se supone, porque interrogado por tal extremo en la rueda de prensa tampoco nos lo aclaró.
No es que esté mal diseñar al equipo en función del contrario. Yo prefiero que el Alba tenga un patrón de juego propio, pero entiendo la adaptación de ciertos aspectos en función del rival. Lo que no me cabe en la cabeza es, por ejemplo, una defensa sin laterales. Primero, porque enfrente estaba precisamente el Zaragoza, segundo porque éstos son los zagueros que mejor están rindiendo y tercero porque en una defensa tiene que haber dos laterales, leche!!. Si añanimos que Mainz se enteró que jugaba en el lateral derecho al mismo tiempo que yo, es decir el sábado a las seis de la tarde, dan ganas sacarse el título Nacional de Entrenador. A ver si es que se me escapa algo, digo, porque me siento totalmente superado.

Puede ser que yo no sepa de fútbol, vale. Pero que un amante del diseño del equipo en función del rival no diseccione concienzudamente y prepare minuciosamente el envite, no lo entiendo. Y mucho menos pasando por alto detalles tan nimios como tener sobre aviso a sus propios hombres de la posición a ocupar y de la estrategia a seguir. Claro, que así nos luce el pelo en las jugadas de estrategia por ejemplo..... Habría sido igual que volviesemos todos de vacaciones con Costa y Kitoko. Porque ésto tiene solo dos explicaciones: una es que nadie sea capaz de entender la clarividencia del mister (incluido el jugar al despiste con sus propios hombres) ni su lectura de los partidos. La otra me da miedo siquiera enunciarla. Imagen: Gente.

Otro punto con el que no comulgo, aunque en este caso el tema es al menos discutible, es poblar el centro del campo con dos, y a veces hasta tres, jugadores ocupando los mismos espacios y desarrollando las mismas funciones. Merino cedió su puesto a Alberto: si frente a la Real JIM renunció a jugar con delanteros ayer decidió prescindir de un enganche. El resultado fue el mismo: incapacidad de sacar el balón de nuestro campo medianamente jugado y Costa perdido entre la defensa aragonesa. A veces es mucho más contraproducente intentar evitar a toda costa que te lleguen, el amarrar contra viento y marea porque el equipo que plantas está descompensado, frágil y se rompe al primer embate. Entonces, pese a tu teórica superioridad numérica, el rival maneja la situación y más si le sobra calidad y velocidad para ello. Ya lo hizo Rivas el día de la Real. Ayer Gabi y Generelo movían al Zaragoza a placer ante la impotencia del superpoblado centro del campo local. Imagen: La Tribuna.

Sea como fuere, Jonathan no pasaba por muchos agobios y salvo en una ocasión, a golpe franco de Jorge López, no tuvo que emplearse. Trotta y Begoña parecían jugar a una velocidad menos que Oliveira y Braulio pero ni así ninguno de los atacantes visitantes tuvo opciones claras en la primera mitad. Mainz y Tarantino sufrían algo menos, aunque las carencias de Diego en el lateral, tanto al sumarse al ataque como al replegarse, eran evidentes. Con Oliveira y Braulio casi ineditos, el tanto del Zaragoza llegó como nunca debió hacerlo, a balón parado. Goni deja un balón muerto con la cabeza dentro del área pequeña que el tramposo Braulio, por aquel entonces ya había tenido tiempo de dejarse caer en un mano a mano con Jonathan (en la imagen de Gente es increpado por ello) y de marcarle los tacos en el pecho en la siguiente jugada, no tiene más que empujar a placer.

Tras el descanso JIM dejó en el banco a un flojo Álex Pérez y dió entrada a Merino en banda izquierda. Y las tornas parecieron cambiar cuando en un par de minutos Kitoko, con una perfecta vaselina, y Begoña, de cabeza a la salida de un corner, pudieron poner el empate. Goni y López Vallejo lo evitaron. El Zaragoza, por delante en el marcador, había reculado un tanto. Cedió el balón y el control del centro del campo, donde Ibón intentaba poner criterio, confiando en sentenciar en una contra. Y a punto estuvieron tanto Braulio como Oliveira, ambos con la colaboración de Begoña, pero Jonathan abortó las dos opciones. No sería de justicia dejar de reconocer al Alba su dosis de pundonor y de dignidad pero el empuje se traducía, como máximo, en algo de inquietud para la meta visitante. Lo incomprensible es que sea necesario el transcurso de setenta minutos e ir por detrás en el luminoso para hacer al rival de turno echarse atrás. Imagen: Gente.

JIM agotó sus sustituciones (Navas sustutuyó al lesionado Xavi Jimenez en la primera mitad) dando entrada al recién llegado Toché que disfrutó de sus primeros veinte minutos con la camiseta blanca y al menos fue una referencia arriba para el solitario Costa. El partido entraba en sus últimos cinco minutos cuando una pérdida de balón del Zaragoza posibilita a Begoña habilirar a Merino. El de bilbao es derribado al internarse en el área. El penalti, claro hasta el punto de que el de Martínez Franco lo viese y lo señalase (en la imagen de Gente), lo lanzó Costa consiguiendo su quinto tanto de la temporada y salvando un punto para el Alba.

Hablemos de Martínez Franco. El murciano es un árbitro malo, cagarria y compensador. Malo porque no sabe utilizar las tarjetas y porque dejó sin sanción un piscinazo de Braulio y un pisotón del mismo a Jonathan cuando el portero ya tenía la pelota. Cagarria porque no se atreve a expulsar a Generelo cuando, ya amonestado por lo mismo y ante sus reales narices, casi se carga a Ibón Gutiérrez con un pantillazo al tobillo de esos de naranja (en la imagen de La Verdad, el del pito pasando de las protestas de Ibón). Y compensador porque entiende que con ignorar una falta de Trotta a Oliveira en un balón largo ya está todo arreglao. Lo que os digo: cómo sería de meridiano el derribo a Merino para que lo pitase. Previamente, se había tragado otro penalti y amonestación a Chus Herrero por despejar con la mano dentro del area.

Bien: Ibón Gutierrez. En su primer partido completo demostró que tiene clase y calidad. Igual si JIM forma un doble pivote Ibón - Kitoko con dos hombres de ataque por delante podemos aprovechar tanto una como la otra.

Mal: el balón parado. La de goles que hemos encajado en estas circunstancias. ¿Y si pusieramos a cada uno en su sitio y nos dedicasemos a entrenar estas situaciones? Pero hasta la extenuación.

El del pito: Martínez Franco. No mostró las cartulinas que debió pero aunque no vio mano en la jugada de la imagen (Gente.) señaló el penalti a Merino. Hermanos, démonos todos con un canto en los dientes pues.