Mal partido entre dos malos equipos. Mal juego por ambas partes y mucho aburrimiento. Dos goles, los dos en jugadas a balón parado,y los dos conseguidos tras sendos fallos de la zaga rival . Y por un defensa central tras remate de cabeza. Los unos no quisieron o no supieron más y los otros no pudieron. Un punto para cada uno que se antoja insuficiente cuando los que vienen detrás ya esprintan.

Mucho, y no bien, se había hablado durante la semana de cuestiones tácticas y decisiones técnicas, especialmente a raiz de la visita a Salamanca. Hasta el punto de que el propio JIM había estimado oportuno dejar caer que volvería a utilizar a un lateral derecho puro y el esquema de dos delanteros frente al Córdoba. Fue Pablo Gil, si bien no un lateral puro sí al menos un jugador más habituado a la demarcación, el que entró en la derecha, desplazando a Mainz al centro de la defensa y a Trotta al banco. Otro que vio el partido desde la grada fue Peña, por sanción. Su demarcación la ocupó Tarantino. Cierto es que el nivel defensivo no fue desorbitado pero coincidireis conmigo en que la mejora frente a compromisos recientes fue más que patente. Para el doble pivote, JIM nos sorprendió con un Ritchie - Alberto: dos hombres de contención y ninguno de creación, puesto que como viene siendo habitual Kitoko actuaba de tapahuecos defensivos mientras que la situación de Alberto no hacía más que reforzar esta faceta. El resultado, derivado del posicionamiento demasiado retrasado del doble pivote, fue una excesiva distancia entre líneas y, por lo tanto, transiciones defensa - ataque toscas, a excepción de alguna contra motivada por errores  y pérdidas del contrario. Por lo que respecta a la zona de ataque, era Toché el que acompañaba de inicio a Costa, alimentando los comentarios de los parroquianos y los dimes y diretes acerca de las consecuencias de las palabras de Soriano hace siete días. Imagen: Gente.