É de Vergoña (e vergoñento)

La RFEF aboga por una Liga de Segunda División de 24 equipos que le permita salvar a Deportivo y Numancia del pozo de la 2AB

En una incalificable misiva fechada en Las Rozas en este viernes 31 de julio de 2020 y firmada por Andreu Camps i Povill, secretario general de la Real Federación Española de Fútbol desde la llegada de Luis Rubiales a la presidencia de la misma y mano derecha del polémico mandatorio canario; el organismo federativo "pone en consideración" de LaLiga la opción de "aceptar una competición de Segunda División con 24 equipos de manera excepcional y sólo para la temporada 2020/2021" amparándose en situaciones de "difícil o imposible subsanación" debido a los "escenarios inciertos" que según el ente presidido por Rubiales abre la situación actual.

Apartándose de cualquier tipo de razonamiento jurídico de acuerdo a reglamento, y apelando exclusivamente a componendas de otra índole, que tal y como ya apuntábamos hace unos días aquí, veíamos remotas pero podían suceder; el Sr. Camps, no sabemos si buscando además la complicidad, y quizás el apoyo en forma de presión, de la Presidenta del Consejo Superior de Deportes Irene Lozano, remitía la citada carta a Javier Tebas, Presidente de LaLiga, conminándole a aceptar esa liga de 24 equipos y descargando, de cara a la opinión pública, toda la responsabilidad de las consecuencias de dicha decisión en la patronal de los equipos. Es decir, intentando señalar como el "malo" de la película al ínclito Tebas, y olvidándose de que fue precisamente la RFEF la que "de mutuo acuerdo" con Liga y CSD tomó la decisión de solo suspender el encuentro Deportivo - Fuenlabrada y provocó esta esperpéntica situación.

Como sucediera precisamente en otro esperpento; el de aquel verano de 1995, en el que la presión mediática y social, se impuso nuevamente a cualquier tipo de normativa o derecho aceptando una liga de 22, ahora, nada más y nada menos que un cuarto de siglo después la situación se repite y, en esta oportunidad la "bajada de pantalones" de la Federación, si LaLiga y sus asociados no lo impiden, sonrojaría al más apasionado de los amantes del cine erótico.

¿Y por qué la RFEF, "tan solo" pone en consideración de LaLiga la competición de 24 equipos y no la impone de manera caciquil como habitualmente acostumbra a proceder?. Pues porque, muy a su pesar, dicho cambio requiere del acuerdo expreso y por escrito de las dos grandes instituciones del fútbol, la RFEF y LaLiga tal y como recoge el punto IV del convenio de coordinación entre ambas vigente hasta 2024:

"El número de clubes participantes en cada categoría profesional, con un límite máximo de veinte equipos en la Primera División, y veintidós en Segunda División "A", así como el de ascenso y descenso entre la Primera y Segunda División, será determinado de mutuo acuerdo entre la RFEF y LaLiga. Dicho acuerdo deberá ser adoptado con anterioridad al inicio de la competición en que fuesen de aplicación tales decisiones, no pudiendo ser modificado durante el transcurso de la misma".

Y esto solo puede ser modificado con acuerdo absoluto de las dos partes algo que, si nos atenemos a lo que comentaba Javier Tebas hace unos días al afirmar que: "una segunda división con 24 equipos era inviable y no iba a suceder" no parece cercano, aunque claro siempre quedará el CSD para apretar.

CSD del que solo se espera que llegado el caso y si fuera necesario, tire de populismo barato y aplicando aquella máxima de una famosa ministra que señalaba que el dinero público no era de nadie, haga analogía con las plazas en el fútbol profesional y reparta "café para todos".

Lo de estudiar las consecuencias que esto pueda acarrear el próximo año, con 46 jornadas y un play-off de ascenso (de 4, 6, 8 equipos o lo que decidan) a colocar entre el 12 de septiembre y el mes de mayo; una Eurocopa del 11 de junio al 11 de julio; y unos juegos olímpicos a renglón seguido, eso ya, si eso, lo dejamos para cuando llegue el momento habrán pensado en la RFEF.

Ahora la pelota está en el tejado de los clubes de LaLiga que veremos si son capaces de aguantar la presión y pueden defender sus intereses evitando que sus ingresos se vean gravemente dañados con dos más entrando en el reparto.

En definitiva: una vergüenza que deja al fútbol español muy tocado en credibilidad y que veremos cómo evoluciona en los próximos días.