El Albacete bajó al barro y se llevó un puntazo de El Molinón
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- Escrito por Redacción-A11/Fotos: Arnaldo García
Gran trabajo, gran esfuerzo del Albacete Balompié y recompensa en forma de punto en un campo tan complicado como el del Sporting. En una noche marcada primero por la táctica -un novedoso 3-4-3 de Aritz López Garai que basculaba en fases de defensa a un 5-4-1- y después por la climatología, con una lluvia feroz que no dejó de caer, jarreando sin piedad en muchas fases hasta anegar el campo dejándolo convertido en piscina, el esfuerzo innegociable del Albacete en defensa, con un Tomeu Nadal maravilloso en última instancia, valió un gran punto. El equipo mostró su cara más solidaria para romper la racha de derrotas y abandonar de paso el farolillo rojo. Noche de remojón, noche de optimismo.
Bajo la torrencial lluvia que convertía la noche gijonesa en un infierno, comenzó el Albacete asustando cuando una delicatessen de tacón de Manu Fuster la remataba el joven Carlos Isaac, acabando el esférico en saque de esquina.
Este inicio prometía, pero pronto se fue adueñando de la pelota y de la zona ancha el Sporting de Gijón, avisando los locales con dos primeras oportunidades de Gaspar y de Djurdjevic, y con Kecojevic sacando un balón peligroso de las inmediaciones de la línea de gol. El bueno de ‘Djuka’, siempre móvil y peligroso, fue una pesadilla para esos novedosos tres centrales del Albacete Balompié.
En esta dinámica de mayor control rojiblanco en un fútbol que se iba trabando, hasta el minuto 24 no se volvió a acercar el Albacete a los dominios de Mariño, con un remate final de Jean Jules que no halló premio.
El Sporting también buscaba su fortuna en las acciones de estrategia, como en un testarazo muy forzado del central Babin que no encontró los tres palos del manacorí Nadal. Gaspar Campos lo probaría al minuto siguiente con idéntico destino, remate desviado.
El Albacete estaba muy firme en la defensa y trataba de desplegarse, como en una aislada oportunidad de Diego Caballo, pero el control del juego y del peligro estaba en manos asturianas.
A los 41 minutos, Manu García entraba en diagonal y desde fuera del área probaba, fuera a la izquierda de Tomeu Nadal, y ya en la frontera del minuto 45 era Djuka el que recibía en la frontal, media vuelta y latigazo, esta vez a un metro del poste derecho del marco manchego.
La segunda parte comenzaba con mucha menos lluvia sobre Gijón, lo que agradecían tanto el césped como los contendientes, y con un primer susto a los cinco minutos en centro de Pelayo con un testarazo franco de Djuka (¿Y los tres centrales?) en frontal de área chica, cruzado, que se perdió a un palmo del palo. Suspiros de alivio albaceteño que se oyeron hasta en el Carlos Tartiere.
Pero regresaba la lluvia torrencial, y en esa dinámica el control era local ante un equipo de López Garai muy defensivo. Boyomo salvaba un centro envenenado de Pelayo cuando Álvaro Vázquez se aprestaba a remachar con la testa en el segundo palo, y la posesión de balón del Albacete era brevísima e intrascendente. Pérdidas, y a defender.
No funcionaba el Alba, y doble oportunidad clarísima para Álvaro a los once minutos, y doble intervención de un Tomeu Nadal ya obligado a su habitual ración de milagros para mantener el cero en su marco. Respuesta con peligro del Albacete, primera vez que se pisaba con sentido el campo gijonés con el recién entrado Álvaro Jiménez, pero su zapatazo -bien despejado por Mariño- era anulado por fuera de juego.
Azamoum llevaba la manija en la zona ancha, y un centro peligroso y raso de Caballo no lo remataba Zozulia por centímetros en otra llegada manchega. El encuentro estaba animado, sin concesiones y con nobleza en una brega total por cada esférico.
Volvía a avisar el Sporting en dejada de Djuka para la volea alta de Pablo Pérez, y en rachas fuertes la lluvia se convertía durante un rato en diluvio. Los rojiblancos metían cambios porque se veía a los de David Gallego más cansados, y así las posesiones del Albacete eran más prolongadas y ambiciosas. Jean Jules probaba desde lejos, fuera, y los charcos comenzaban a aparecer en el rectángulo de juego.
Gragera perdonaba con un cabezazo centradito e inocente cuando se entraba en el último cuarto de hora, y la lucha ya era épica con la pelota muy frenada en los muchos charcos que festoneaban el verde, 22 héroes contra los elementos. Álvaro Peña era el primero que caía, derrengado por el esfuerzo, entrando Eddy en su lugar.
Pelea, desgaste, con el riesgo de que cualquier error, cualquier mal cálculo, podía regalar la pelota al adversario en la mitad chocolatera mitad piscina que era ya el rectángulo de juego. Así, a los 85 minutos, balonazo en largo sobre Djurdjevic y voleón temible del ariete, con respuesta de nuevo antológica de Tomeu Nadal para despejar a córner.
Acosaban los locales, a base de balones en largo y centros -imposible rasear- con Nadal y su zaga muy comprometidos y concentrados. Así se aguantó hasta el pitido final de Ávalos, para certificar un gran empate y un gran punto en un campo complicado y exigente.
A continuación la galería de fotos del encuentro: