Los primeros pasos

Clásico partido entre un conjunto medio hecho y otro por conjuntar y con puestos claves por cubrir. Tiene ventaja el primero, y en nueve de cada diezEl Alba no pudo traerse nada positivo de su visita a Vallecas oportunidades logra imponerse, aunque hombre por hombre sea inferior (que tampoco era el caso). 

El Rayo de Mel es un equipo hecho para el ascenso, un hueso pequeño y compacto que hay que roer, pero el Alba de ayer no tuvo molares, ni siquiera caninos y, de incisivos ni hablemos porque, aunque el principal mal del equipo estuviera en defensa, lo de atacar no fue casi ni un intento.

Lo suyo hubiera sido armar un equipo con los inéditos en pretemporada, los suplentes y algún juvenil del filial. ¿Se hubiese perdido?. Es lo más probable, pero sin dejar ese mal sabor de boca y regusto amargo, sin minar la moral y el vigor necesarios para los choques venideros y, sobre todo sin comprometer una floja campaña de abonos que podría haber sido revitalizada sobremanera si se hubiera conseguido algo positivo en Vallecas.

En el Teresa Rivero sobraron la mayoría, si tuviera que elegir lo mejor me quedaría con un lateral como Amantegui que estuvo serio y rápido, un guardameta como Notario que destila experiencia en cada movimiento y, un punta como Stuani que apunta buenas maneras y, sobre todo un físico imponente.

Sobre el resto mejor no opinar, la primera jornada del campeonato o las cuatro o cinco primeras aconsejan prudencia y, sobre todo paciencia. Paciencia y prudencia que, desde los sectores críticos ya sabemos que no se va a tener pero eso es algo que seguro tampoco pilla de susto a nadie y menos aún a los actuales rectores.

Desde el punto de vista meramente deportivo, el planteamiento de Pepe Murcia (por cierto, vaya gracia tiene el apellido para un entrenador del Albacete) cojeaba de origen, desde que supímos la lista de convocados o incluso antes. El cordobés tiene claro en quienes confía y en quienes no y, de ese discurso no se va a mover ni un milímetro. Sobre el papel esto puede parecer positivo pues quizás nos hable de las virtudes de un mister con criterio. Sin embargo, aplicado al partido de ayer y las circunstancias que lo rodeaban, ese inmovilismo supuso un completo suicidio. Al equipo le salió por banda derecha un boquete colosal por culpa no sabemos si de la tempranera tarjeta a Pablo Gil, como justificaba Murcia,  o bien de la obcecación o canguelo que parece persigue a todos los entrenadores del Albacete cuando tienen que poner al canterano en su verdadero puesto.

Cuando el técnico se dio cuenta de la vía de agua que entraba por babor intentó reaccionar pero, lo hizo nuevamente de manera equivocada. Sustituir a Gil por Blanco cuando este último no estaba al 100% es una temeridad o una irresponsabilidad si se considera además que Kike Tortosa, el especialista en ese puesto, ni siquiera viajó.
 
En fin, lo que vimos en el primer partido de liga puede significar mucho o nada. Seguiremos siendo pacientes.