Terrible golpe a la confianza de un Albacete que pasa del triunfo a la derrota en el añadido
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- Escrito por Gerard Martí-ADG/Fotos: Pedro Salado
El Albacete Balompié es de nuevo colista de Segunda División tras caer en Girona (2-1), algo inconcebible cuando el colegiado indicaba los cinco minutos de tiempo añadido. Entonces, los pupilos de Alejandro Menéndez contaban los segundos para celebrar un triunfo que parecían tener en el bolsillo y que acabó por escaparse de la forma más cruel e inexplicable.
Lo que apuntaba a una bombona de oxígeno y un poco de aire para un equipo que volvía asomar en las posiciones de permanencia, se convirtió posiblemente en un viaje a la UCI en lo que a aspiraciones, moral y confianza se refiere en la antesala de las decisivas visitas del Castellón y el Espanyol al Carlos Belmonte.
No resultó sorprendente lo antagónico de la propuesta en una primera mitad en la que el Girona varió los nombres habituales, pero no el gusto por la posesión y el fútbol de toque. Por su parte, Menéndez le dio continuidad a los futbolistas y el concepto que había funcionado la jornada anterior ante el Cartagena. Diego Caballo, titular esta vez, fue la única variante en el lateral izquierdo. Y acabó por fabricar un gol.
Compacto, solidario y serio, una vez más el Albacete respiraba ofensivamente con la inspiración de Álvaro Jiménez. El extremo parece estar programado como un complemento y factor diferencial. Entre la anarquía y la genialidad, de sus botas salieron una vez más cosas diferentes. Y peligrosas. Se permitió asistir en bandeja de plata un balón al que Zozulya no llegó por centímetros, y en la prolongación de la misma acción sacarse un disparo que solamente la parada acrobática de Juan Carlos evitó que se convirtiera en gol.
Manu Fuster, tras dejada esta vez de Zozulya, remató demasiado desviado en la tercera seguida de un Albacete que crecía ante el dominio blando y de concesiones de un rival que no parecía competir al mismo nivel. Eso sí, Tomeu Nadal tuvo que sacar sobre la línea un remate de Luna que ni era remate, en un primer indicio de que si bien el Girona no necesitaba hacer demasiado, la cruz que persigue al necesitado era un peligro añadido.
Crecieron los locales en una reanudación con una lectura clara: si Francisco quería cambiar cosas, podía mirar al banquillo y elegir. Los recién ingresados Samu Saiz y Pablo Moreno le cambiaron la cara al partido y exigieron mucho más a la defensa del Albacete, mientras que la ‘bala de plata’ que se reservaban los locales, Stuani, acabaría por ser mortal en la última jugada.
Menéndez hizo dos cambios antes de la media hora final por obligación. Kecojevic y Carlos Isaac dijeron basta, y la hasta entonces eficaz defensa tuvo que ser reinventada. En medio de ese manual de supervivencia, el Albacete incluso consiguió ponerse por delante, en una acción de Caballo con centro desde la línea de cal al que Zozulya no llegó en primera instancia. Ortuño, entrando con todo desde segunda línea, sí acertó a cabecear al fondo de la red el que era su tercer gol en cuatro partidos.
Logró el conjunto blanco, esta tarde de negro, minimizar el riesgo y la reacción de su rival. Al menos en lo que al tiempo reglamentario se refiere.
El tiempo añadido fue un micropartido en forma de película de terror, con errores groseros e inexplicables. Un saque de banda sin peligro, prolongado de cabeza por Juanpe, desnudó a una defensa a la que Sylla le comió la espalda. El atacante sorteó la salida de Tomeu Nadal e igualó con suspense. Sin razón, la expedición visitante reclamó que el balón no había traspasado la línea.
Grogui por el golpe, el Albacete se llevó un K.O. técnico en forma de nuevo gol. Una falta frontal colgada encontró la incorporación del central de 17 años Arnau Martínez, que prolongó de cabeza para un Stuani que, a placer, envió a su primer equipo en España a la depresión del colista y al excesivo castigo del perro flaco.
A continuación la galería con las mejores fotos del encuentro: