El Albacete despide incomprensiblemente a uno de sus mejores activos: el delegado Rodri

Rodri Sánchez Picazo despedido de su puesto como delegado del Albacete Balompié

Hay decisiones que, o se explican muy bien, o pueden no llegar a entenderse jamás. La que hoy se conocía en el seno del Albacete Balompié es de esas, que incluso si es que tuvieran explicación, la misma sería todavía si cabe más inverosímil que el hecho en sí. Decimos esto porque, a mediodía de este miércoles día 2 de junio, se hacía público el despido de Rodrigo Sánchez Picazo ‘Rodri’ como delegado del primer equipo después de 15 años en la entidad, los últimos 10 en el puesto que  hasta ahora ocupaba y en el que había sustituido previamente al mítico Pedro Martínez Bravo, mentor del propio Rodri.

Que un descenso de categoría es algo que puede llevar asociada la reducción de empleados a nómina de una entidad es algo, a priori, hasta cierto punto, normal, comprensible y hasta esperado. En esa óptica podría enmarcarse la decisión del Albacete, también conocida hoy, de prescindir de su médico Juan Miguel Armero al no exigirse, como si se hacía en el fútbol profesional, la obligatoriedad de disponer de un galeno en las sesiones de trabajo diarias.

Sin embargo, que el puesto afectado en “el recorte” sea el de la figura del delegado del equipo resulta inentendible desde casi todos los prismas. Sobre todo en una categoría como la 1ª RFEF en la que dicha figura continúa siendo obligatoria y tiene si cabe mayor sentido y contenido al carecer el ente federativo de los ingentes recursos de los que LaLiga dispone y quedar muchas tareas organizativas y logísticas delegadas al propio club local.

El protagonista de esta historia, Rodri, muy emocionado y todavía en “shock” después de recibir la noticia, hablaba con Juanma Sevilla en su programa de Radio Albacete y a duras penas conseguía sobreponerse a un mazazo de este calibre al recordar cómo se habían sucedido los hechos: “estaba citado en el club esta mañana”, -explicaba Rodri-, “y al llegar me han dicho que no contaban conmigo como delegado y eso es lo que estamos ahora intentando digerir. Ha sido un despido fulminante. Estamos hablando para ver si puedo quedarme con las labores del delegado de campo”, -una tarea no retribuida, diferente a la de delegado de equipo para la que el propio Rodri se habría postulado - , “sin embargo no sé si seguirán contando conmigo”.

"No me lo esperaba para nada y en Segunda B como en todas las categorías hacen falta delegados de equipo. Me ha pillado de sorpresa todo este tema, la verdad. Quiero mucho al Albacete y quiero seguir pero no sé qué pasará ".

Rodri señalaba también que no hay ningún tipo de condicionante económico detrás de esta decisión del club ya que él era flexible al respecto. Tampoco hay duda alguna sobre la profesionalidad y dedicación del albaceteño al cargo ya que, al igual que hizo su maestro, Pedro Martínez Bravo, en varias oportunidades, Rodri recibía en dos ocasiones (en 2016 y en 2018)  durante estos últimos diez el premio al mejor delegado de Segunda División que otorga el propio entorno del fútbol.

En definitiva, una decisión arbitraria que o bien el club explica públicamente con todo tipo de detalles o puede llevar aparejada una desafección si cabe aún mayor de la afición albaceteña con respecto a las decisiones, cada vez menos entendibles, que toma el  Consejo de Administración del Albacete