Rusty Ryan, usuario de Carlosbelmonte.com, estuvo en directo en el Nou Estadi de Tarragona el pasado sábado y nos obsequia con su completo resumen del encuentro. Aquí lo tenéis.
El equipo de Pepe Murcia doblegó a un voluntarioso Nàstic en el que probablemente fue su mejor partido de la temporada. Antonio López por partida doble y Stuani, que sigue en racha, hicieron los tantos manchegos.
Pesadilla. Stuani trajo de cabeza a la defensa rival (Imagen: La Verdad)
El Alba, sí, ese mismo equipo que la pasada semana jugaba a la ruleta rusa con el Murcia, hizo el sábado Tarragona su primer ejercicio de fútbol de control en lo que va de temporada. Dirigidos a la perfección por Sousa y un sorprendente Verza, los blancos nunca le perdieron la cara al partido, siendo siempre mejor en el centro del campo.
El partido comenzó algo lento e impreciso. Con ambos equipos sorprendidos por el vendaval de frío y viento que azotaba Tarragona, el Alba fue el primero en cogerle el ritmo al partido con sendas oportunidades de Antonio López y Salva. El extremo izquierdo del Alba comenzó el partido muy activo frente a los pitos y constantes insultos de la que fuera su afición hasta el pasado verano.
Mientras tanto, el conjunto grana se ocupaba de demostrar por qué Notario nunca fue la primera opción para la portería del Alba. El arquero granadino falló hasta en tres ocasiones balones que aparentemente parecían sencillos. En un de esos rechaces pudo llegar el primer gol local, pero Verza consiguió anticiparse y mandar el balón a corner.
Hubo que esperar al minuto 30 de partido para ver el primer gol. Un buen corner botado por Antonio López se envenenó a causa del viento y se coló dentro de la portería de Rubén Pérez. El partido entró entonces en una fase de mucho centrocampismo y juego trabado en la que el Alba fue capaz de mantener el balón alejado de los dominios de Notario. Y así se llegó al descanso.
En la segunda parte todo siguió igual. Ferrando arengó a los suyos para lanzarse al ataque. Fernando Morán y Walter Fernández se hicieron con la manija del partido y empezaron a acosar al Alba por donde más le duele, por su banda derecha. Con Altobelli y Cesar achicando balones el equipo de Pepe Murcia encontró la segunda parte de su botín.
Como viene ocurriendo a lo largo de la temporada, el gol nació de un pase al hueco de Sousa, que como siempre encontró a su mejor aliando en Stuani. El ‘Matador de Tala’ no acostumbra a fallar y no lo hizo, batiendo a Ruben por el palo corto. El gol cayó como un jarro de agua fría en el ya de por si helado público local. Entre pitos y gritos de “fuera, fuera”, Ferrando prescindió del centro del campo y empezó a buscar a Rubén Navarro con balones frontales.
El partido comenzó algo lento e impreciso. Con ambos equipos sorprendidos por el vendaval de frío y viento que azotaba Tarragona, el Alba fue el primero en cogerle el ritmo al partido con sendas oportunidades de Antonio López y Salva. El extremo izquierdo del Alba comenzó el partido muy activo frente a los pitos y constantes insultos de la que fuera su afición hasta el pasado verano.
Mientras tanto, el conjunto grana se ocupaba de demostrar por qué Notario nunca fue la primera opción para la portería del Alba. El arquero granadino falló hasta en tres ocasiones balones que aparentemente parecían sencillos. En un de esos rechaces pudo llegar el primer gol local, pero Verza consiguió anticiparse y mandar el balón a corner.
Hubo que esperar al minuto 30 de partido para ver el primer gol. Un buen corner botado por Antonio López se envenenó a causa del viento y se coló dentro de la portería de Rubén Pérez. El partido entró entonces en una fase de mucho centrocampismo y juego trabado en la que el Alba fue capaz de mantener el balón alejado de los dominios de Notario. Y así se llegó al descanso.
En la segunda parte todo siguió igual. Ferrando arengó a los suyos para lanzarse al ataque. Fernando Morán y Walter Fernández se hicieron con la manija del partido y empezaron a acosar al Alba por donde más le duele, por su banda derecha. Con Altobelli y Cesar achicando balones el equipo de Pepe Murcia encontró la segunda parte de su botín.
Como viene ocurriendo a lo largo de la temporada, el gol nació de un pase al hueco de Sousa, que como siempre encontró a su mejor aliando en Stuani. El ‘Matador de Tala’ no acostumbra a fallar y no lo hizo, batiendo a Ruben por el palo corto. El gol cayó como un jarro de agua fría en el ya de por si helado público local. Entre pitos y gritos de “fuera, fuera”, Ferrando prescindió del centro del campo y empezó a buscar a Rubén Navarro con balones frontales.
Después de 15 minutos de pelotazos, el Nàstic recogió sus frutos y acortó distancias por medio de Fernando Morán (Imagen: La Verdad). El habilidoso mediocentro conectó un precioso derechazo que se coló por la escuadra derecha de Notario. Lo peor no fue el gol en sí, sino los minutos posteriores en los que se vio al Albacete de los partidos locos. Fueron cinco minutos de lo de siempre, regalos en defensa, pérdidas de balón inexplcables e incluso alguna que otra para milagrosa de Notario a remate de José Mari.
Pero el Albacete no se siente a disgusto en ese caos. En una de las pocas veces que sacó el balón con criterio, Antonio López cogió a la defensa grana adelantada y se planto delante de Rubén Pérez para hacer el tercero. El gol fue un bálsamo, sobre todo para Pepe Murcia que veía como el partido se descontrolaba poco a poco. Todo volvió a la calma anterior, Sousa y Verza volvieron a coger el centro del campo y el Alba dejó de pasar apuros.
A partir de ahí, lo único reseñable; las ganas que tienen en Tarragona de echar a Ferrando y el pobre manejo que Pepe Murcia hace de su banquillo. El técnico cordobés solo fue capaz de retocar el equipo para perder tiempo. Como nota positiva, el debut de Isma, un canterano del que hablan maravillas y que parece que poco a poco podría ir entrando en el equipo.
Tres puntos de gran importancia para el equipo y para el técnico, que ve como su crédito queda ampliado. Pero especialmente, porque el Albacete jugó por primera vez al fútbol esta temporada, disimulando la anarquía que reina en su habitual sistema táctico.