Tarde lluviosa y desapacible la de ayer en Albacete, con un desenlace acorde a lo que el cielo presagiaba. Pretendía el Alba despejar las dudas generadas por su juego poco resolutivo de los últimos encuentros, y enfrente tenía al C.D Numancia (que tiene en el Belmonte un auténtico campo talismán) y a él mismo. Sí, porque el auténtico enemigo del Alba, lo que genera más incertidumbre en la afición y el entorno, es sin duda, el propio Alba: sus bajones de juego, sus actitudes dubitativas en determinadas fases del encuentro, y todo ello ayudado por una defensa impropia de la LFP y un cuerpo técnico incapaz de reconducir el rumbo del equipo y atajar la sangría de goles encajados jornada tras jornada.

Primera parte: Esperanza

El Alba partía de inicio con novedades en el once, dadas las bajas de Salva y Alberto, habiendo introducido en la alineación a Uglessich como central y dando cabida también a Hidalgo, con lo que Stuani se quedaba sólo en la punta de ataque. El comienzo del choque definió rapidamente la intención del Albacete de ir a por el partido, manejando el balón mucho más que el Numancia, al que le costaba enlazar jugadas y más aún generar ocasiones, las cuales no tardaron en llegar para el Alba. A los 4 minutos, el colegiado vasco Gardeazabal Gómez, anulaba un gol a AntonioLópez por fuera de juego. Acto seguido, el mismo protagonista, en una rápida jugada fallaba en un mano a mano con el guardameta numantino Lafuente. A todo ésto, y con algunos fallos defensivos impropios de la categoría por parte fundamentalmente de Uglessich y César Ortiz, el Alba iba poco a poco ganando enteros a nivel ofensivo y haciendo méritos para el gol, que llegaría en el minuto 32 por medio de Antonio López. Tras una buena jugada de Fernando Sales, el balón le llegó al 21 del Alba que remató al palo, y aprovechando su propio rechace introducia el balón en la porteria soriana. El Alba se adelantaba, y en la grada se veían cerca los vitales tres puntos para escalar en la tabla, mientras el Numancia ni tan siquiera inquietaba.

Segunda parte: debacle

Nada más comenzar la segunda mitad, tras una pérdida de balón de los sorianos, Stuani encara a Lafuente, que rechaza el balón llegando éste a Hidalgo (Imagen: Gente), que incomprensiblemente falla el gol a puerta vacía, cuando ya casi se celebraba en la grada. Y a partir de aquí el Alba comienza a desparecer, y en una jugada por la banda izquierda, Notario, que tuvo una tarde más que desafortunada, realiza una media salida que deja el ángulo perfecto para que Vélez marque el empate a uno (min.52). El equipo numantino se sacudió su actitud timorata de la primera mitad y se dispuso a sacar petróleo de la falta de concentración de la defensa albaceteña...¡ Y vaya si lo hizo!

En el minuto 57 Garmendia ponía el 1-2 en el marcador, tras jugada del casi omnipresente Barkero, y tan sólo cinco minutos más tarde Vélez ante la pasividad local y el desbarajuste defensivo endosaba el tercero al Alba (1-3. min 62).
La afición no podía o quería creer lo que había visto, el Numancia había aplastado en diez minutos a un pusilánime Albacete, y estalló con gritos de "fuera, fuera" y "Murcia dimisión", a la vez que un sector comenzó a abandonar el Carlos Belmonte.

Minutos después, en una jugada por banda derecha y tras pase al área de Sales,Hidalgo ponía el 2-3 (min 66) que a la postre sería ya definitivo. Inmediatamente después, el propio Hidalgo era sustituido junto a Antonio Lopez (Imagen: Gente), y entraban Merino yAltobelli. Hasta entonces Murcia no había movido ficha, tarde y mal como se sueledecir, de nuevo no se había sabido atajar la situación.

En el tiempo restante el Alba era un manojo de nervios, con un Notario que necesita un "banquillazo" como el comer, y maniatado como un muñeco por el C.D Numancia. Las ocasiones no llegaron, y los sorianos, bien posicionados no dejaban lugar para pensar en la remontada. Tampoco Gorka Gardeazabal favorecía con sus decisiones las esperanzas manchegas, irritando al respetable que se desesperaba ante la reiteración de faltas a Stuani no señaladas.

Final, nueva desilusión, y Pepe Murcia más cuestionado que nunca, en un Alba que se asoma más a las profundidades de la tabla.