Una espina más para nuestra corona

Esta semana Bendito Foro, contertulio habitual de Carlosbelmonte.com, baja de los altares para ofrecernos su visión del Alba  - Villareal B.
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En pleno movimiento “cuaresmal” y como viene siendo habitual en los últimos partidos, el Albacete nos ha dejado una muestra más de su lenta agonía que puede desembocar en una irrevocable crucifixión en próximas semanas, si no lo evita un milagro cuasi-bíblico.
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Cuestionado. El Alba de Julián Rubio ni vence ni convence (Imagen: Gente)
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Se presentaba la semana con tintes “pasionales” después de los resultados de los últimos partidos, que abocaban a los “Balompédicos” a pensar en una prematura “final” ante el filial del Villarreal.
El discurso institucional se centraba una vez más en la unión y en generar tranquilidad a una parroquia a la que no consigue enganchar el equipo con su juego. Así, se empezaba a poner en entredicho la valía de un entrenador llegado a Albacete, su casa, como de si “el mesías” se tratase, pero que, cierto es, que sólo ha conseguido 7 puntos de los últimos 27, pírrico bagaje para un técnico, de sobrada experiencia en la categoría y que presume de que sus equipos hacen muy buenas segundas vueltas, como si el fútbol fuera una ciencia exacta.
Con estos prolegómenos se presentó el “baby submarine” en el Carlos Belmonte con la vitola de “filial atípico”, hecho a base de talonario, con jugadores contrastados y de calidad sobrada para jugar en primera división. Y así lo demostró.
Salió Julián Rubio con una alineación “preñada” de centrocampistas, hasta cinco, con el fin de contrarrestar el potencial del rival en esa parcela del campo. Con un esquema 4-2-3-1, pretendió plantear la batalla ahí y ganarla por superioridad numérica, conocedor de que su plantel es inferior técnicamente en la medular. Sólo hubo que esperar unos minutos para comprobar que ni con once centrocampistas hubiera conseguido su objetivo.
Intentó el ALBA comenzar el choque metiéndole el miedo en el cuerpo a los rivales, a las primeras de cambio, conocedor de su supuesta bisoñez y creyendo que un gol prematuro podía crearles dudas. Pero la llegada por banda derecha de Fernando Sales y posterior remate de Hidalgo, que cabeceó excesivamente cruzado, sólo fue una fugaz declaración de intenciones.
El avance inexorable del reloj fue recolocando las piezas sobre el tapiz y el trío de “jugones” de los amarillos, se puso a repartir juego a diestro y siniestro, capitaneado por un Matilla que posee dotes de “crack” y unos escuderos de lujo, Natxo Insa y Cristóbal, que lo secundaban a la perfección, haciendo un bloque sin apenas fisuras, sin perder apenas balones, que provocaron que los blancos se dedicaran casi toda la primera parte a correr detrás del rival, viendo como la pelota pasaba por delante de sus bigotes una y otra vez, no siendo capaces de robar el esférico en condiciones ventajosas para crear ocasiones de gol claras, salvo en contadas ocasiones.
El escaso peligro de los locales se cimentaba en la banda derecha, con un Sales en su línea de los últimos choques y un Blanco que se sumaba al ataque siempre que podía con más corazón que cabeza. Por su parte, la banda izquierda casi no existía, con un Merino, que formó parte del once inicial como se especulaba durante la semana, muy desafortunado. El doble pivote formado por Verza (en la imagen de Gente) y Sousa fue superado escandalosamente por sus oponentes y el enganche, Hidalgo, no conseguía recibir balones con claridad para conectar con Stuani y cuando los recibía, suponían una escasa incidencia en el juego.
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El equipo visitante por el contrario, se hartaba de tocar y tocar hasta encontrar el hueco para ponérsela a Jefferson Montero, el mejor de la primera parte, quien generó la mayoría de las ocasiones de gol de su escuadra y que por momentos apuntó unas muy buenas maneras con su velocidad y sus desbordes, hasta desesperar a sus marcadores. Comenzó este jugando en banda derecha, cambiándose a la izquierda bien avanzado el primer acto, llevando mucho peligro ante unos laterales, sobretodo Blanco, desbordados. Precisamente con este jugador como protagonista absoluto llegó el primer gol del partido. Jugada de ataque del ALBA que Merino no supo culminar con un pase efectivo. A la contra recibió en banda izquierda el “morenito” Montero que se fue por potencia de su par, y llegó a la frontal del área conectando, sin apenas oposición, un tremendo derechazo que se coló por la escuadra; Cabrero no pudo hacer nada para evitarlo (en la imagen de Gente). Firmaba así un auténtico golazo que bien hubiera firmado Cristiano Ronaldo. Y es que en ocasiones el juego del ecuatoriano llegaba a parecerse al del luso, salvando las diferencias. Corría el minuto veintiocho de juego. Los nervios comenzaban a aflorar, tanto en los jugadores locales como en un “respetable” que empezaba otra vez a ver una película que ya había visto. Imprecisiones y numerosas faltas eran los argumentos de los de Rubio, que no eran capaces de parar el rodillo amarillo de otra forma. Antes del descanso, lo única acción de peligro del ALBA llegó por banda izquierda, con un centro de Tarantino, que se prodigó poco en ataque y que es mejor central que lateral, que remató Sales de cabeza, arriba.
Con música de viento, haciendo buena la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología, que decretó una “alerta naranja” por este fenómeno meteorológico en la provincia, se llegó al final de los primeros 45 minutos.
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El segundo acto comenzó con la misma tónica que el primero. Rubio ya no aguantó más y retiró a un Merino muy desacertado, dando entrada en el campo a Callejón. El vasco se llevó una tremenda pitada, tan justa como desproporcionada.
Fue precisamente el jugador cedido por el Mallorca el protagonista de los siguientes minutos. Salió con ganas y realizó varias incursiones por su banda con arrancadas por velocidad, aflorando los aplausos de los incrédulos espectadores, que veían por fin el Callejón que esperaban. En una de estas incursiones Sousa pudo marcar al disparar desde fuera del área, muy ajustado al larguero, luciéndose Juan Carlos con una gran estirada. Poco más dio de sí la segunda parte, si exceptuamos una ocasión visitante sin incidencia en el marcador. También fue protagonista Callejón en la expulsión del visitante Insa, que hizo una aparatosa falta sobre este que le costó la roja.
Esta circunstancia espoleó a los manchegos, que no se creyeron capaces de hacer un gol hasta que el árbitro les dejó en una superioridad numérica, ahora sí, real. Paco Herrera cambió a un Matilla inconmensurable, pero visiblemente cansado, llevándose el campeón de la copa con el filial blanco, una cerrada ovación.
Julián Rubio quemó sus últimas naves con la salida de dos jugadores de ataque, como eran Belencoso y Guille Roldán, por Hidalgo y Blanco. Los cambios, evidentemente ofensivos, hicieron que el equipo se viniera arriba y planteara un acoso permanente al área rival en los últimos 15-20 minutos. Las contras de los castellonenses levaban cierto peligro, pero una derrota era un resultado tan rematadamente malo para el ALBA, que siguió atacando con fe en busca de, al menos, el empate. Este llegó en el último suspiro, cuando el habitual desfile de público había comenzado. Ocasión de gol clamorosa de un Stuani desaparecido todo el partido. La pelota acabó en saque de esquina contra la portería de Juan Carlos. Lo botó Callejón cabeceando Tarantino al fondo de la red, previo toque en el larguero(Imagen: Gente). Acto seguido el árbitro señaló el camino de los vestuarios dando por finalizado el encuentro.
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El bálsamo del gol postrero no fue tal y no evitó que la grada mostrara su desacuerdo con el plantel, propinándole una sonora pitada al finalizar el evento. Era un partido que se debería de haber ganado para evitar lo que al final ocurrió, que el ALBA durmiera el sábado en zona de descenso, al vencer el Murcia su partido.
Difícil papeleta le queda a un ALBA en picado, que se enfrenta al Cádiz el próximo fin de semana y que no presenta atisbos de mejoría. Otra nueva final de las muchas que tendrá hasta final de temporada, a tenor de la dinámica negativa en la que se ha entrado; dinámica que cree variar Julián Rubio en los próximos encuentros, mostrándose tan convencido en la rueda de prensa, que sus respuestas a las preguntas de los periodistas locales sonaban muy mucho a bravuconadas impropias de un tiempo de abstinencia, religiosamente hablando.