La Primera RFEF lleva camino de terminar como la famosa seria de los 80 Enredo. El desastre en que ha convertido la Real Federación Española de Fútbol la categoría de bronce no tiene parangón y eso que estuvieron un año preparando lo que ha sido un cúmulo de despropósitos detrás de otro que no ha terminado, ni mucho menos, con la llegada de los play-offs. En una empresa normal, el ideario de todo esto estaría de patitas en la calle por incompetente.

Lo de la tele, a ultimísima hora, es otra vuelta de tuerca que define como trabaja la RFEF, pues esos compañeros que viaje que cogió, como último recurso, después de vender el oro y el moro a los clubes, les ha pegado otra estocada a los sufridos aficionados. La ruina para todos que está suponiendo esta Primera RFEF era para que dimitiera en pleno toda la cúpula directiva de la Federación, pero si ya vemos como le van sacando uno tras otro chanchullos financieros y negocios cuanto menos extraños y aquí no pasa nada, nadie asumirá el fracaso de una competición que no ha dejado contento a nadie.

La continuación será hoy a las 18 horas cuando, con suerte, veamos un millar de espectadores en un campo de 29.000 para ver un partido en el que se están jugando las semifinales por ascender a Segunda División.

Ahora vamos con lo deportivo, en un partido que se enfrentan el Albacete Balompié y el Rayo Majadahonda. Dicen los jugadores y el técnico del Albacete que en este tipo de partidos da igual como se llegue que, en 90 o 120 minutos, si hay prórroga, puede pasar cualquier cosa.

Esto opina, lógicamente, el que llega en su peor momento de la temporada, tras ofrecer un par de lamentables espectáculos futbolísticos ante su afición y de dejar escapar varias oportunidades para haber sido primeros y estar ya disfrutando de la vuelta al fútbol profesional. Seguro que en la plantilla del Rayo Majadahonda opinan todo lo contrario, porque ellos llegan en su mejor momento, ganando las cuatro últimas jornadas para estar hoy en Balaídos. Por mucho que se empeñen, las sensaciones de uno y otro no son las mismas, aunque en algo tienen razón, en que esto es fútbol y hasta que el árbitro no pita el final puede pasar cualquier cosa.

Llega el momento de la verdad, lo dijo hasta Rubén de la Barrera, un técnico al que parece habérsele caído el equipo precisamente cuando se está jugando el turrón. El Alba, a pesar de la irregularidad mostrada fuera de casa, tuvo en sus manos el ascenso directo, pero no supo aprovecharlo. Fue dejando escapar puntos con empates y derrotas en minutos finales y, aunque llegó vivo al trascendental partido ante el Andorra, no apareció el equipo ambicioso y con hambre que se ha cansado de repetir el técnico que es el Albacete esta temporada, tampoco se les vio más de 10 minutos en el partido del Belmonte contra el Nástic y el Costa Brava y con esas hechuras se presenta en Balaídos.

Boyomo, Kike Márquez, Alberto, Fran Álvarez…. Demasiados jugadores importantes desconectados, por unas cosas u otras, pero desconectados. A Boyomo le tocará volverá jugar de central, después de demostrar que lo de lateral era un invento del técnico, sin pies ni cabeza, que ha conseguido que uno de los valores mas firmes entre los jóvenes jugadores del Albacete acabe siendo una caricatura de futbolista. No hay muchas más opciones, pues Javi Jiménez se lesionó en el último partido de liga y Rafa Gálvez está sancionado. Veremos como está el franco-camerunés en un partido de máxima exigencia. Para la derecha lo normal es que sea Emmanuel el elegido. El joven lateral está verde, pero al menos juega en su puesto.

Las dudas llegan para el centro del campo, donde el míster ha ido poniendo y quitando a Alberto y Riki para meter a un Fran Álvarez que no parece encontrar su mejor forma tras regresar de la lesión. En la banda izquierda cumplió, y eso facilitaría que los dos centrocampistas llegados en el mercado invernal y que tan buenos partidos ofrecieron volviesen a jugar juntos para manejar la nave manchega. Arriba, Manu Fuster es fijo, lo mismo que Rubén Martínez, jugadores que tienen que estar sí o sí. Kike Márquez anda desconectado, veremos si está de inicio, lo mismo mete a Jordi Sánchez como referencia arriba o vuelve con el andaluz y el falso nueve.

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La falta de fe en este Albacete es evidente, por el momento en que ha llegado a estos playoffs y por la poca fiabilidad que ha mostrado cuando ha jugado lejos del Carlos Belmonte.

Enfrente estará un Rayo Majadahonda que lo vive de otra manera, desde el subidón que produce meterse en el minuto 94 con un gol del canario Héctor Hernández, que con cinco goles en los últimos dos partidos para un total de 16 en la temporada será el delantero con el que tener sumo cuidado en este partido. El rival viene con la moral alta y además siente el miedo y el desasosiego en un rival que parece haberse quedado sin pilas en “el momento de la verdad”.

El todo o el nada. Pasar a la final para jugarse el ascenso, previsiblemente en Riazor contra el Deportivo, o volverse a casa con las orejas gachas y consumando y final inesperado en el que no está rendiendo lo deseado. Pero como el fútbol es fútbol, la resolución al final de los 90 o los 120 minutos que dure el encuentro, sabiendo que si al final de esos 120 minutos el marcador está empatado el clasificado será el Alba, por mejor posición en el final de liga.

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El colegiado designado por el Comité Técnico de Árbitros para la dirección del encuentro es el mallorquín de 28 años de edad Mateo Busquets Ferrer que, a pesar de llevar, contando la actual, tan solo cinco temporadas en la categoría de bronce del fútbol español estará presente por cuarta vez de manera consecutiva en unos play-offs de ascenso a Segunda División A.

Busquets Ferrer ha dirigido al Albacete en una sola oportunidad fue hace poco más de tres meses en el Barcelona B 2 - Albacete 2 disputado en el Estadio Johan Cryiff, a los majariegos, por su parte, también les ha arbitrado una sola vez en partido oficial, fue en la 2017-2018 en segunda B, en un Rayo Majadahonda 2 - Cerceda 1.

En los tres encuentros de play-offs de ascenso que ha dirigido hasta la fecha acumula un total de 27 tarjetas amarillas y 2 rojas, lo que deja su media en este tipo de partido bastante por encima de la media de colegiados de la categoría.

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