Área Pequeña

Volvemos a internarnos en el área pequeña tras unas vacaciones que se hicieron eternas en lo futbolístico, sin más partidos que llevarnos a la boca que los ya típicos "bolos" de las selecciones autonómicas y algún que otro amistoso aislado. En fin, poco fútbol, ninguno en lo referente al Albacete Balompié, Nuestro Alba regresó de Jerez con el descenso cerca, y desde arriba se insistió en que con los turrones llegarían los refuerzos para una plantilla coja.

Alba-HérculesEl que se ha comido los turrones, imaginamos que en Tavernes, ha sido Ferrando. De momento, el técnico valenciano mantiene el crédito, a pesar de que se han empezado a cuestionar algunas de sus actitudes.

Llega el refuerzo prometido. Primero se anunció que para el 28 de diciembre, o el 2 de enero, y parece que por fin llega Juanlu, deseado jugador de banda izquierda que viene a cubrir uno de los puestos que han traído por el camino de la amrgura al cuerpo técnico. Bienvenido sea el bético, aunque sea cedido, si soluciona las carencias del equipo en esa zona.

Teníamos hambre de fútbol, y acudimos al Carlos Belmonte con una mezcla de ilusión e incertidumbre. Esperanzados de que el año nuevo hubiera barrido las miserias pasadas, a la vez que preocupados por si no se veía un nuevo rumbo en el once que saltara al césped.

Vino el Hércules, y muchos de sus seguidores colaboraron con una iniciativa solidaria. Una entrada gratis a cambio de un juguete. Los niños nicaragüenses lo agradecerán; se vio menos cemento que en otras ocasiones, aunque ello no repercutiera en las arcas del club, tan maltrechas ellas.

La buena noticia la [....]

trajo el esfuerzo y el compromiso de los profesionales de blanco, y que no se cumplió el tópico manido. Los partidos duran noventa minutos, se suele afirmar. No fue el caso, porque éste duró noventa y cuatro, y gracias a ello metió el Albacete los tres puntos en su saco. Dos goles en los minutos extra de cada tiempo hicieron que la afición saliera del Estadio volviendo al cuento de la lechera. Si ganamos al Ciudad de Murcia, si ganamos los dos partidos siguientes en casa, y así sucesivamente.
Lo cierto es que las victorias nos cambian la cara y el discurso. Los medios destacan jugadores a tutiplén, un Parri formidable, un Álvaro esforzado, un Aranda solidario. Quedan lejos los pitos al capitán, las críticas a la vida desordenada del delantero. Así es ésto, señores, ojalá que las cañas no vuelvan a tornarse lanzas.
El 2-0 ante el Hércules también ha tenido su lado desgradable. La tensión que crecía en el vestuario tuvo su reflejo durante el partido, y después. Fue Aranda el que inició las hostilidades. Recibido con división de opiniones cuando dejó el banquillo para sustituir a Pacheco, no olvidó a los que le pitaron, y les dedicó un gesto fuera de tono cuando asistió a Parri para que éste fusilara el gol que supuso el resultado definitivo. Continuó Ferrando con el "mal rollito", cuando en la rueda de prensa contestó con desaire a una pregunta nada capciosa. Sorprendido quedó el periodista por las feas formas de César, y seguimos a la espera de unas disculpas que el entrenador no ha pronunciado aún.
En el Consejo se vivirá una semana tranquila. Cierto es que el grupo dirigente pierde efectivos cada vez que se descuida un poco. Esta vez le ha tocado al orondo Orozco, segundo vicepresidente de la era Contreras, al que las consabidas razones personales  han llevado a abandonar el barco, aunque no han sido suficientes para hacerle abandonar el goloso sillón de vicepresidente de la Liga Profesional. La erótica del poder, el apego a la poltrona, o alguna que otra dieta pueden más que los sentimientos, a lo que se ve.
Y con ilusiones renacidas esperamos la visita a Murcia, deseando que la reacción del pasado domingo no sea un sueño efímero del que haya que despertar para volver a las andadas. Con Juanlu ocupando una de las dos fichas libres (quizá la de Rubén Reyes, o tal vez la esperpéntica inscripción del chileno que nunca volvió) y a la espera de algún otro refuerzo, se vislumbra otro partido crucial en la lucha por alcanzar cuanto antes la zona tranquila de la clasificación. Que sea en buena hora.