Crónica del Alba - R. Sociedad


Y Contreras, de rositas(despedida y cierre)



Liquidación por derribo; así titulaba esta mañana un periódico local la información pre-partido. Saldo por final de temporada, o todo a cien, podríamos titular una crónica, si es que mereciera tal honor (el de escribir una crónica) un espectáculo, otro, para olvidar.

Lo mejor de la tarde, sin contar la comida del bautizo que tenía hoy, ha sido la camiseta. Foroalba se va haciendo mayor, tenemos diseñador de lujo (gracias otra vez, zaracla) y ya se han visto las primeras camisetas del foro en el campo. Como no había mucho que ver por el verde, me he entretenido en localizar gente con el 12 detrás; ya os tengo ubicados, foreros. La verdad es que no han parado de animar en la esquina superior de gol sur, donde se veía bastante rojo.

Llegué pronto al campo; quería oler el ambiente, ver si podía prepararse algo gordo en forma de protesta. En cuanto vi las primeras caras de resignación, supe que no habría nada de nada. Tampoco lo critico; todo daba igual. Me crucé con Rodríguez Cuesta, al que algunos daban palabras de ánimo. Miré hacia arriba, al palco, donde Contreras tenía cara de nada, como siempre.

Mucho asiento vacío, tristeza; a mi alrededor, algunos abonados con transistores se preparaban para oír el futbol sala; y de paso ver si el Levante nos acompañaba al pozo. Me leí la revista que dan en el campo: el editorial sería para ponerle un marco. El discurso oficial: arremete contra Jose Gonzalez (¿quién lo trajo?, no recuerdo), a Martín lo salva, dice que no ha tenido tiempo para enderezar la situación (pocas son catorce jornadas, sobre todo teniendo en cuenta que el Mallorca se salvará, o andará cerca, reaccionando en las últimas seis). A los jugadores, caña de la buena. Por fin, una pequeña crítica al Consejo, dice que ha tenido errores, pero que ha sabido pedir perdón (no me acuerdo de que me lo haya pedido a mí, ni a los otros once mil que hemos aguantado carros y carretas, pero "palabra de Contreras, te alabamos Contreras").

¿Hubo partido? Más bien un entrenamiento con público, que no hizo cuentas de lo que estaba pasando hasta que llegó el primer gol. Martín se había despachado con la alineación de circunstancias que era de esperar, y castigó (más vale tarde que nunca) a la ralea de momos y rubenes que nunca debieron aterrizar en estas tierras. Yo no los eché nada de menos.

Y llegó el primer gol, y el segundo; daremos gracias a Riesgo por lo que ha hecho por nosotros esta temporada. Pacheco demostraba que es el único jugador con arrestos dirigiendo una banda de almas en pena. Banda que no toca; por no hacer, ni siquiera sabe desafinar.

Con 2-0 pensé yo que quizá viéramos un partido bonito, con llegadas, con la Real picada en su amor propio. Vana ilusión, ya que el contrario no estaba por la labor. Por cierto, ¿la Real Sociedad jugó así en el primer tiempo porque no se jugaba nada, o más bien es que es un equipo del estilo de los de abajo? Volví a ver la clasificación, me frotaba los ojos: cuarenta y cinco puntos tenían, y no pude evitar preguntarme de dónde los habían sacado.

Y en el segundo tiempo el Albacete se vino abajo. Bastó con que Karpin mandara poner orden y cundió el pánico. Todos atrás, pareció que clamara Monteagudo. Se veía venir el gol que llegó, y no se veía llegar al Alba, que se venía cada vez más atrás. Ah, Paco Peña se quedó solo delante del portero (como ya había pasado en la primera parte) pero nada, iba a ser que no. Y los cambios, división de opiniones para Mikel (palmas y pitos) y división de opiniones para Francisco (unos le mentaban a su padre y otros a su señora madre).

Y yo seguía impaciente por si a alguien se le ocurría empezar con la protesta al palco. Antes, en la primera parte, se había oído por megafonía parte del himno y las palmas a ritmo esas que ponen ahora cuando hay una falta cerca del área. Faltando diez minutos para terminar volvieron a cerrar las puertas de preferencia, y se veía seguridad alrededor del palco. Parecía que Contreras (cariñosamente bautizado Cocoliso por el ilustre Fausto) se preparaba para resistir, en el búnker presidencial, la madre de todas las pañoladas.

Pues fue a ser que tampoco. Un lío con el árbitro, que también son ganas de fastidiar, una falta que no es, el empate, un gol anulado, los jugadores celebrando el gol no se enteran de que se vuelve a poner en juego, los que quedan atentos tratan de parar el ataque como sea, expulsan a Gaspar, final del partido, sujetan a Viaud que se quiere comer hasta a los recogepelotas.... y como si no fuera con él la cosa, el Presidente que nos subió y que ahora nos baja hace mutis por el foro del palco y santas pascuas. Ni un kleenex (nos dirán que somos mala afición, pendenciera, violenta, manipulada..... el cielo nos hemos ganado) he visto.

Cuando bajaba del campo, detrás de mí dos veteranos aficionados se preguntaban cuándo volveríamos a ver un partido de primera en este campo. Se me cayó una lágrima, no lo pude evitar.
Adiós.