QUESOMECANICO.COM/ADG.- Vuelve a la buena senda un Albacete Balompié que consiguió romper una racha de tres derrotas seguidas. Lo hizo con un punto que solamente puede tener lecturas positivas: salvó un panorama desolador en lo que a bajas se refiere, ante un rival directo como el Sabadell, al que le gana la diferencia particular de goles, y después de estar a punto de cometer un suicidio deportivo en forma de penalti temerario en el minuto 90. El larguero de la Nova Creu Alta fue el gran aliado y toda una metáfora del cambio de suerte y de tendencia para los pupilos de Alejandro Menéndez.

Dejó claro una semana más el preparador del Albacete que en su lucha por la permanencia tiene muy claros a los ‘soldados’: repitió medular y ataque, pero se vio obligado a recomponer una pareja de centrales a la que protegió y que a punto estuvo de sabotearle el plan en los compases finales. Arroyo cometió hasta dos errores de bulto, felizmente impunes para los intereses del equipo.

Fue mejor de inicio el cuadro manchego, que sin lucir en protagonismo o vistosidad sí impuso su plan de orden y de mínimas alegrías en las áreas.

El Sabadell, por su parte, es tan peculiar en dibujo como en filosofía, que necesita ejecutar a la perfección su 3-5-2 y su construcción en función del pase. Lo evitó el Albacete durante buena parte del primer acto, tanto con las líneas muy juntas como estirando la presión y haciendo más largo el equipo para provocar fallos en la salida del rival.

Cuando los locales funcionaron colectivamente, sin embargo, hicieron daño. En diez minutos, Juan Hernández se granjeó espacios y oportunidades en las que evidenció buenas maneras y poco gol, incluso cuando Arroyo y Kecojevic chocaron entre ellos para ejercer de asistentes y dejarle a placer ante un vendido Tomeu Nadal.

Resultaron sorprendentes en producción ofensiva, así como en actividad arbitral, unos minutos finales en los que cada equipo vio como se le anulaba un gol por fuera de juego, a instancias del VAR. El del Albacete dejó sin premio una acción colectiva excelsa, con Álvaro Jiménez poniendo un balón al espacio para Zozulia y éste, en posición adelantada por muy poco, asistiendo de tacón con caño incluido a un Benito que había resuelto como el mejor ariete.

Stoichkov, en un balón al espacio, también se quedó con la miel en los labios tras batir a Tomeu Nadal.

Dio un par de pasos al frente el Albacete en una reanudación en la que ya no era tan abusiva la posesión del Sabadell y en la que los pupilos de Menéndez crearon fútbol.

Si el omnipresente Dani Torres ha equilibrado el equipo, por los costados Manu Fuster y Álvaro Jiménez crecen exponencialmente. Una acción de cada extremo provocó una tarjeta para los volantes de un Sabadell al que se le cortaban las alas. Álvaro Jiménez las dio y las tuvo.

Un cabezazo del cordobés, que no fue consciente del error de sus marcadores, fue la más clara opción de un premio mayor. Faltaba un cuarto de hora y Menéndez no había tocado un equipo que tenía miedo que se le cayese. Y así fue en un carrusel de cambios que devolvió la moneda al lado local.

Fueron un infierno para el Albacete unos compases finales en los que acabó encerrado y superado. Heber dejó atrás a Arroyo para encarar solo a Tomeu Nadal y enviar el balón fuera por muy poco.
Y con el tiempo ya cumplido, el VAR invitó al colegiado a comprobar un innecesario agarrón de Arroyo a Edgar Hernández, que seguramente no hubiera llegado al centro de Undabarrena. No dudó Ais Reig tras revisar: penalti y expulsión de un Arroyo al que le había superado su papeleta como central tras un partido solvente.

El propio Edgar Hernández ejecutó el lanzamiento y estrelló en el larguero un balón que hubiera sido oxígeno puro para el Sabadell, algo que precisamente recupera un Albacete que llevó el encuentro hasta el límite del sufrimiento.