Estadio Municipal Carlos Belmonte
... así rezan las primeras estrofas de nuestro himno y en ellas se resumen casi 20 años de la historia del fútbol en Albacete. Inicialmente y antes incluso de la fundación del equipo, se practicaba el deporte del balompié en el Paseo de la Cuba. A continuación se pasó a jugar al campo del Parque de los Mártires, que era propiedad del Círculo de Cazadores, el "Cinegético" como era más conocido por los aficionados. Este campo (de tierra) se regaba antes de cada partido y sobre el mismo había que pasar un "rulo" para intentar hacer más regular su terreno. Sólo había gradas, de madera, en la preferencia, con palcos, de seis sillas, a todo lo largo de la banda. Era una "bombonera" dónde el público estaba encima de los jugadores, con el más cálido aliento. Un nuevo campo era una necesidad apremiante, el ayuntamiento se planteó la cuestión, con la favorable circunstancia de que el alcalde era un arquitecto, Carlos Belmonte, que realizó un proyecto de forma totalmente desinteresada, que gustó muchísimo a los aficionados, sobre unos terrenos cedidos por la teniente de alcalde Carmen Falcó García-Gutiérrez. El problema estribaba en la penuria económica por la que atravesaba el municipio. Para generar la financiación adecuada, el club lanzó una emisión de mil abonos para diez temporadas al precio de 5.000 pesetas cada abono. Se vendieron algo mas de 700. Al dinero de los fondos obtenidos con los abonos - poco mas de tres millones y medio de pesetas- se añadió un crédito de siete millones y medio de pesetas concedido por la Delegación Nacional de Deportes. Con todo el capital reunido, se realizó la inversión que permitió ver la luz al complejo deportivo municipal, que contaba, además de con campo de fútbol, con pistas de atletismo y que fue y ha sido constantemente mejorado en sus diversas instalaciones. El estadio municipal Carlos Belmonte se inauguró oficialmente el 9 de septiembre de 1960, con un partido amistoso entre el Albacete, que participaba en la temporada 1960-1961 en el grupo décimo de la Tercera división, y el Sevilla, de Primera División. El campo llenó hasta la bandera su capacidad total, fijada, entonces, en 9.230 localidades, 4.230 con asiento y 5.000 de pie. El cuadro andaluz, en el que figuraban, entre otros, Ruiz-Sosa, Dieguez, Szalay y Achúcarro, venció por 0-3.
A pesar del éxito de la operación, los abonos para diez temporadas terminaron por convertirse en una pesada carga para el club, que veía, temporada tras temporada, como más de medio millar de espectadores no generaban ingresos en taquilla. En la última temporada del comentado abono, en 1970, sus poseedores renunciaron a beneficiarse del mismo, con lo que las recaudaciones de los partidos registraron un cierto incremento. En cualquier caso, la misión de los abonos -construir el campo- se había completado con creces. El estadio se construyó en un tiempo record, las obras se comenzaron en 1959 y la inauguración se celebró en 1960. Años después, se dotaría de cubierta a la tribuna de preferencia y se instalarían las torres de iluminación.
En el verano de 2004, tras completarse la sexta campaña en la historia del equipo en Primera División (primera tras el segundo ascenso) se acometieron diversas obras menores de acondicionamiento de palcos y salas de prensa que han hecho que nuestro campo sea un orgullo para la ciudad.
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